7.11.08

Anti-inflamatorios.

Ya que estoy dopa en remedios, escribiré algo. Generalmente a los músicos les sirve esto de las drogas, veamos que sale.
últimamente me he estado cuestionado muchas cosas, muchos pensamientos, muchas ideas locas, muchos planes. Siempre divisé mi vida como una vida rodeada de hijos, en una casa de patio grande y todos corriendo cuando llegara del trabajo a decir "papi" o algo por el estilo. Y esa mi idea me sigue encantando, me encantan los niños y creo, filtrando lo que ha hecho mi propio padre conmigo, seré un gran papa. Pero para eso se necesitan dos y yo sé que encontrar una pareja es fácil. Ahora, una que valga la pena, difícil. Pero no imposible. Pero yo no sé que tanto este dispuesto a ceder, a apostar en una relación larga, con una persona, cuyos antecedentes vinculen a varios hombres, anteriormente (es lo más probable). Es cierto, el pasado no importa, pero ciertas cosas te hablan de una personalidad latente. Un falta de respeto y de madurez, con tu cuerpo y con tu persona. Falta de elección, poca especificidad, diría un bioquímico. Y mi otra idea, la idea que tuve de siempre, jurar respeto y sacrificio en una vida sacerdotal, ha tomado muchísima fuerza, al igual que cuando tenía 14 años. La verdad, es que me importa demasiado la gente, más de lo que me debería importar, más de lo que debería por tener la personalidad que tengo. Gente que ni siquiera conozco, gente que conozco y me ha hecho daño y que sé, de hecho, que son una basura, igual me importan. Todo esto, me hace creer en algo superior, me hacen creer que la mejor manera de vivir mi vida, no es casándome, tal vez ahí me perdería, mi verdadera felicidad, para cambiarla por bienestar, tranquilidad y muchos hijos corriendo, gritándome papá. Y eso se escucha genial, me lo imagino. Pero el ayudar a miles, se imagina, aún mejor. Y ya no sería un sacrificio personal, como lo veía a los 14. Sería una plenitud individual, un orgullo eterno.
¿Que será? No lo sé. Tengo 4 años para decidirlo.

6.11.08

Una hermosa mentira.

En realidad puede que esto sea completamente innecesario, pero es increíble las vueltas que dan la vida. Pensar que si hace 2 años y 5 meses hubiese dicho si, en vez de no, habría comenzado una relación con una mujer demasiado interesante. Todo por hacerle caso a una mujer que me dijo que no, curioso. Bonita, de una inteligencia superior y de una personalidad forjada entre televisión gringa, libros y una autoestima muy baja, sólo había presenciado tal combinación cuando grababa mi voz, colocaba play y me veía mover los labios frente al espejo. Tal vez el error fue apurar todo, entre equivocaciones, miedos y simplemente, mala pata.
Esta mujer pelirroja falsa, me conquisto con el hola. No amorosamente, pero si mi atención. Se podría decir que me cautivó, sin gustarme, hasta cierto punto. No era integral, mi gusto hacia ella claro. Su personalidad interesante, muy pololeable, sus intenciones, no tan pololeables. Pero siempre será una buena historia, de esas que no se tiene la suerte de repetir, al menos no en una vida de 80 años, sin ser rockstar. De las que le cuentas a tus nietos, si es que te casas o las que tienes que olvidar, para purificar tu alma. Las que tus amigos te envidian, si alguna vez entre copas te atreves a contar, eliminando tu habitual "secreto de caballero".
Ella seria mi "Penny Lane" de "Casi famosos", si es que yo fuera Richard, el periodista. Para finalizar, insisto en que no era necesario decir esto, ya que este espacio es para filosofar sobre pensamientos al azar en mi cabeza y esto siempre lo puse. Digamos que esto es un homenaje en vida, de alguien que no está en mi continuo presente (suena bonito o ¿NO?)

2.11.08

Queridísimos señores de la Warner.


Es hora de hacer un reclamo formal hacia la Warner. Por siete años, siete, me hicieron creer en la existencia de una mujer preciosa, inteligente, simple, simpática, humilde y maravillosa. Por siete años me hicieron creer en su virginal persona, en su altruista forma de ser. Es su maravilloso introvertismo. Por siete largos años estuve más que enamorado de ella, ella era mi ídola, un modelo de vida, para que algún día, yo creciera, la encontrara y nos casáramos, en alguna colina llena de conejos y pajarillos. Claro está, todo se acompaño de mi idealismo, poco heterosexual. Pero jamás hubo una advertencia, como en los cds de música, con contenido de adulto. "Se advierte a los televidentes que mujeres como Rory, no existen" y al final de cada capítulo "Insistimos, ella no existe, de hecho, busque la completa antítesis". Listo, una simple advertencia, como ocurre con el cigarro, el conducir ebrio, el sacarse radiografías estando embarazada, etc. O simplemente podrían haber aclarado que eran como la madre, Lorelai. De nuevo, bastante simple. No habría pasado siete años de mi vida en una misión ilusa. Por ello, creo que debería demandar por millones de dolares a la Warner. Ahora, no lo haré, para que el mundo no me demande a mi, por idiota y no haberme dado cuenta solo. Es como demandar a una cadena por nunca salir de la casa por seguir creyendo el monstruos. Aunque debo decir, que todavía, de vez en cuando, me despierto en las noches, muerto de miedo y veo de reojo por la existencia de hombres lobos. Y lo mismo, todavía, miro de reojo, si es que la siguiente chica de ojos claro y cara tierna, resulta ser, como Rory Gilmore.

Vuelta al día en 80 mundos.

Lo peor de pensar más rápido que el resto, es que uno piensa mucha tontera, entre medio. Hay mucho comercial. La verdad es que no sé como controlar el querer volver a conversar con mi primer amor a querer salvar al mundo descubriendo la cura para el VIH, a querer conquistar a todas las modelos del salón del automovil, a querer subirle el ánimo a una mujer que no me quiere y bueno, yo tampoco, pero que prefiero que esté bien. De pasar de odiar a amar a mi papá en una hora, de querer irme a la cresta un rato largo a volver y seguir estudiando, para así saber más y volver a lo de salvar al mundo. De despertarme con pena, porque sí y ahora estar defecándome de la risa. De pensar que era la persona más deleznable a encontrarle ciertas cosas rescatables. De querer tener 17 hijos y una familia conservadora, a querer terminar la carrera rápido, meterme al seminario y no pasar por el delirio que es enamorarse. De abandonar mis sueños y ambiciones a ser el tipo más soñador y egoísta que existe. Pero siempre seguir amándome.

Yo también me confieso.

Estudiar lo que estudio es como escribir lo que escribo, sin querer que lo lean. No estoy en una crisis de pánico ni estoy en una crisis profesional, sino más bien, de identidad. Llegado el momento, no sé si seré tan humanitario como debería llegar a ser. Está bien, nadie me lo exige, pero creo que debería serlo ¿O no? Si alguien se muere en mis manos debería llorar ¿O no? Está claro que estoy en un duelo, que ahora más que humano, soy una especie de robot, cuyos sentimientos son los de pasado, pero no actuales, es cierto y que poco a poco, estos sentimientos, se va a ir desvaneciendo. Que el tipo romántico, idealista, altruista y buscado de la verdad que era antes, de a poco se va a ir apagando o reactivando. Antes nunca hubiese dudado, como nací, me iba a morir, así iba a ser, pero ahora no. ¿Volverá el idealismo? ¿O se impondrá el realismo irónico?

Las 100 canciones que han definido mi vida.

Ella tenía algo.

Pensar que han pasado 4 años y medio. Es demasiado tiempo para alguien semi joven, básicamente el 25 % de una vida, no deja de ser harto. Y ahora la recuerdo, ahora. Ahora recién me doy cuenta que era todo lo que quería, todo. Que de las 1017 cosas que busco en una mujer, ella tenia 1018, rica, bonita e inteligente. Su cara era perfecta, sus facciones europeas mezcladas con otra cosa, que todavía no se con que, pero no era mestiza. Sus ojos verdes, demonios, sus ojos verdes. Pensar que podría perder la memoria y no olvidar esos ojos. Esos redondo y hermosos ojos, dignos de ser llamados una de las maravillas del mundo y no tengo que ser romántico para admitirlo, sólo ser realista. Su cuerpo, genial, pero no de modelo, eso lo hacía más delicioso. Perfecto en su imperfección y eso le daba algo, ella tenía algo. Era culta, como pocas, quizás como ella. No me refiero a que odiaba el reggetton, simplemente. No, era de ir a cafés en el centro y recitarte el poema no famoso de Neruda, al ritmo de una canción desconocida de Nirvana. Claramente, era de izquierda, pero eso aumentaba su algo, a pesar de que yo, conservador hasta la punta de la lengua, voy en contra de todo eso. Ella sería la razón de la expulsion del partido conservador de Transilvania (yo y Drácula lo formamos). Y me daría lo mismo, esto iba más allá de la política. Su inteligencia, que opacaba a la mía. Su inteligencia, que no iba acompañada de egolatría, como la mía. No sé porque cuando escucho las canciones de Fito Paez, la recuerdo a ella. Que la combinación de marihuana, alcohol y pastillas, todas musas de Fito, me la recuerdan, no con asco ni con decepción, sino que con Nostalgia. Ahora que lo pienso, por ella, habría fumado marihuana, con moderación claro. Pero si, ella tenía ese algo, pero a la vez tenía todo lo malo. Era como si abarcara un todo, dentro de características malas y buenas, en mi límbico. Yo claro, me quedo con las buenas. Aunque cualquier de estos días y de aquellos días, habría tenido una sobredosis con ella, abrazados, tirados en alguna esquina. Habría tenido una sobredosis, de ella. Y no, no era el amor de mi vida.

Alvaro Henrriquez, un filósofo moderno.

Alguna vez escribí sobre las canciones de amor, de como no las entendía y de como mis problemas comenzaron cuando empezé a entenderlas, a compartir sentimientos y lágrimas. Cuando comencé a entender que todo era falsedad y que, en realidad, canción buena, era una canción de penas, esa era el exitazo. Nadie quiere escuchar de lo bien que se siente el idiota de turno con su mujer, no se identifican con eso, se identifican cuando les pusieron el gorro, cuando engordaron 10 kilos por ansiedad, cuando adelgazaron 10 kilos por tristeza.
Había una canción que me gustaba mucho que decía algo así como "Los recuerdos harán que te olvide". La verdad siempre me agradó esa canción, pero nunca la entendí. Incluso habiendo pasado por "penas amorosas". Pero ayer, de improviso, la escuché y al fin, la entendí, sin haber querido nunca entenderla. Simplemente pasó. Todo fue tan claro, obvio, claro que los recuerdos harán que la olvide, que las olvide. No sólo por ser una relación pésima, eso es demasiado simple. Sino que nunca fue el alboroto y la hemorragia de felicidad que pensaba que era. Insisto, la mente juega trucos con nosotros ¿O nosotros jugamos trucos con nuestra mente? Brígido. El punto es que saber todo este tipo de cosas te da fuerzas, y a la vez, algo de ansiedad, algo así como encontrar el arca pérdida a lo Indiana Jones, pero en este caso al amor de tu vida. Aunque si algo tengo que sacar de la canción son dos cosas: 1- El amor de mi vida puede ser cualquiera, si es que yo lo quiero y 2- Que no se les olvide acordarse que me tienen que olvidar.

Reflexiones al azar.

Es tan difícil definir que o quien vale la pena. Podría pensar en una lista de 100 cosas que necesitaría tener una actividad o una persona, para hacerla rescatable. El punto es que en muy pocas ocasiones se cumplen todas y los errores o cosas malas son muchas. La cuestión es que la mente nos juega trucos, uno se convence de algo y dan lo mismo estas 100 cosas, con tal de que haya una, funciona. Y nos pasamos 17 mil millones de películas de éxito, felicidad futura y bienestar eterno. La verdad, una falsedad, pero una mentira que a la vez es una verdad semántica. No estoy realmente feliz en lo que hago, pero como me convenzo, sin pensarlo tanto, me siento bien. Y todo eso, es una estupidez. La verdad es que prefiero mil veces sufrir y que sea de verdad. Es tonto pensarlo y decirlo, pero sufrir de verdad, me hace sentir bien. Y ese bienestar es real, no es eterno, es momentáneo, hasta que encuentre una nueva fuente de dolor. Pero así es la felicidad, el camino entre la solución de un dolor y el encuentro de otro. Eso no quita que me sienta bien. No es estar feliz, pero si es algo que me da tranquilidad y lo obvio, bienestar.