6.2.08

Idealismo en 4000 caracteres

Hace un par de años siempre pensé de mi como un defensor de la causa perdida de la mujer perfecta y señorita, estilo princesa de Disney. Tenía que existir, no la encontraba simplemente porque mi circulo no estaba conformado por mujeres, pero en algún lado de está inmensa esfera de agua llamada Tierra tendría ue estar, al menos una, por simple probabilidad. Y bueno, la debe haber, claro. Pero ahora me doy cuenta que esto no es lo único que he idealizado. Digo esto porque para comparar las princesas tipo Disney con las mujeres actuales, hay que ser bastante idealista o miope, tal vez las dos (claro, hay excepciones. Aunque 2 en 3000000000 de personas no deja muy bien a las mujeres). No es lo único, ya que para mi todo tiene un dejo de perfección saladística, sin decir que yo soy perfecto, dentro de mi perfección, soy imperfecto, pero en fin. La cosa es que para mí todo debería ser de una manera, basada en no sé que. Simplemente porque, tal vez, lógicamente es mejor para todos. Por ejemplo, para mí, los hijos les debemos sólo respeto a nuestros padres. Claro está que dentro de ese respeto está respetarse a uno mismo y no ser un parásito chupasangre (aunque eso sería como una garrapata, pero no quiero insultar a estos pequeños insectos). Por otra parte nuestros padres nos deben todo, básicamente. Nosotros no elegimos nacer, esa excusa barata de “yo te di la vida, me debes” no tiene validez jurídica ni siquiera en Tunbuctú y básicamente sólo demuestra falta de argumentos a decir “eres más maduro que yo hijo” o simplemente “no estoy a la altura del conflicto”. No digo que mis padres deberían ser mis esclavos, pero bastaría con pedir lo mismo que piden, más bien exigen, pero precedido por un por favor. Son dos palabras, un segundo, 0,0001 atp gastado, cuesta nada. Otro ejemplo también relacionado a la familia. Para esto usaré una prosa bastante Piñerística. De modo de ejemplo tenemos dos hijos, uno de 32 años, andrajoso, gordo, flojo, parásito de sus padres, simpático, y bueno para la talla, le sonríe a la vida de una forma entusiasta y sólida, al mismo tiempo. Por el otro lado tenemos al otro hijo, de 21 años, flaco, bueno para hacer ejercicio, madrugador, enojón, rebelde, responsable, huraño, ermitaño y correcto. El favorito de los padres en teoría, digo, sólo en teoría, tendría que ser el segundo hijo, ya que es el que menos problemas da y básicamente genera más ganancias para la familia. Tendría que ser el que en un conflicto equiparado entre ambos bandos filiales, tendería a ganar por puntos la batalla. Pero no, lamentablemente no es así y casi nunca es así en la practica.
Bueno ni hablar de lo que pasa con las mujeres. Que básicamente el que las trata bien, prácticamente siempre tiene las de perder en una conquista. Y uno pierde con el que las trata pésimo o en algún minuto va a llegar a tratarlas mal por currículo, si es que algo como eso existe en las relaciones amorosas, un currículo vital, yo creo que debería existir. No se quedan con el que les daría el mundo, sino con el que se los promete. Tal vez por que a este último espécimen es más fácil embaucarlo o dejarlo. Más fácil concienzudamente hablando, claro.
Otro ejemplo, el tránsito. Es decir, uno que no hace tantos años que hizo el maldito curso obligatorio (peores lucas gastadas de mi vida), todavía tiene fresca en la memoria las cosas que salían en el famoso libro de las leyes del tránsito. Pero transitar en este pueblo sin ley, ni siquiera es para llamarlo jungla. Estoy seguro que arbitrariamente alguien va a empezar a utilizar las luces rojas como verdes, los pares como siga, los pasos de cebra como campo de atropello y más. Donde más lo noto es cuando espero la flecha verde para doblar y tengo una fila de energúmenos atrás, insultando a todos mis parientes vivos y muertos y los que alguna vez pueda llegar a tener. Básicamente si no pasó con roja, son un imbecil y si pasó con roja llega un señor vestido de verde a sacarme un lindo parte. Y así, sin tener alguna infracción en mi hoja de vida de tránsito, paso a ser el peor hijo de la Tierra, un mal ciudadano por manchar mi hoja de vida con un parte y un histérico por no recibir de buena manera al señor vestido de verde que me quita como 7 meses de mesada. Aunque ya a los 35 años no tendría porque recibir mesada, pero bueno, soy un parásito.
Así, en realidad, puedo encontrar como 35497348738390 ejemplos para decir, pero al final siempre voy a terminar en la odiosa frase “tal vez sea yo” y lo más seguro que sea yo, como también deben haber sido “ellos”, los que alegaban por la monarquía o por el derecho de los señores feudales de tener la primera noche con tu esposa. ¿Cómo alegan por eso? Rebeldes, que se quejan por todo, tan sólo es una noche. Es sólo trabajar para un extraño y darle lo que ganas para que el viva como un rey. Oye, pero deberían haberle agradecido, si gracias a él tienen un terreno donde vivir.



Nota: El último número, escrito al azar tiene 4 tres, 2 nueves, 2 cuatros, 2 ochos, 2 sietes, 1 sólo 5 y un cero. Interesante cifra.