3.6.09

Dañados indirectamente.

Me pregunto algo hace algunos segundos, aproximadamente hace 35, 36, 37, si es que uno se tiene que disculparse por el mal que uno hace, indirectamente. Me explico. Uno generalmente, cuando se da cuenta o te hacen dar cuenta, de que cometió un error, donde se vio perjudicada una persona, tiende a disculparse, más por el hecho de hacerle un bien al otro, por subsanar la conciencia. En el fondo lo hace para sentirse bien con uno mismo, enfrentado el yo con esta inmoralidad o acto erróneo ante nuestra conciencia, no quedemos con la última sucia, para futuro. Y así somos todos, es decir, si les pasa, no se sientan mal. Pero ¿Cuándo no nos damos cuenta? La gente sigue pasándolo mal, de hecho hay gente que lo puede llegar a pasar muy mal, indirectamente, dado que dependían, por ejemplo monetariamente del tipo que despediste hoy en la mañana. Quizás la respuesta sería la misma que en el primer caso, dado que si nos hicieran dar cuenta de que cometimos una falta contra otra persona, nos disculparíamos, sólo si afecta nuestra conciencia y con esto, nuestra tranquilidad futura. Entonces al final daría lo mismo si dañamos a alguien, persé, sino que importaría solo si afecta nuestra egoísta conciencia. Pero tranquilos, no tenemos la culpa, es sólo nuestra natural forma de ser.
Pero insisto ¿Qué pasa con esa gente, dañada indirectamente? Filo, que mueran (fuck them, en inglés). Si, puede ser. ¿Pero si fuéramos nosotros? Bueno, obvio que ahí importaría. No es que tenga la solución, pero leí algo al respecto y sentí la curiosidad, de escribir sobre esta gente, dado que todos se preocupan de los dañados conocidos, pero jamás de los que nunca sabemos. Es casi como decir que todos se preocupan por los minusválidos, pero ¿Qué pasa con la gente pobre? Bueno, fuck them ¿O no?

2.6.09

A veces, soñar es más realidad que tu presente.


Como encuentro ilegal soñar algo así y que no quede ningún tipo de registro, más allá de mi subconsciente, he decidido contar mi historia.

Mi vida era bastante normal, sin muchos altos y bajos, apartando una que otra tragedia familiar. Quizás, si tuviera que caracteriza mi vida en algo, tendría que decir por mi gran amor por Kirsten Dunst. Si, es cierto, es poco a nada lo que se puede "amar" a alguien con quien no has intercambiado un miserable y tartamudo hola. Pero al final, nadie puede definir lo que es amar, no hay ningún manual, todos nos equivocamos, algunos le acertamos y yo prefiero arriesgarme. Es así como llegué a a leer la noticia de que Kirsten, mi querida Dunst, viajaba a un festival de cine independiente en Brasil, en la que sería su primera vez en Sudamérica (quizás la última, según que vea en Brasil). Fue ahí donde pensé uno de los mejores planes de mi vida, viajar a Brasil, da lo mismo que sea Junio, da lo mismo la Universidad, es mi única oportunidad. En algún minuto viajaré a USA, lo más seguro cuando ella tenga sesenta y yo cincuenta y cinco y por supuesto, ella estará viviendo en Europa hace años. El minuto es ahora, el pasaje ya fue comprado, yo ya estoy viajando.
Claramente, no fui comprendido por padres, hermanos ni amigos, para ellos soy sólo un tipo loco. Pero bueno, no los juzgo, la verdad yo también pienso que debo estar bastante chiflado para viajar en búsqueda de una estrella de cine. Ahora, ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que el guarda espaldas de 2 metros de la Dunst me golpeé, me deje tetrapléjico y casi inconsciente en un hospital de Río de Janeiro? Puede ser, pero aún estaría en Río, mientras mis compañeros en clases de Urología. Al final, no es mucho lo que tenía que perder y mucho lo que ganar.
Y llegó el famoso festival. Decir que tipo de películas huno está de más, flores secas, muchas calvas, algo de francés y harto vino. Una película alemana sobre el holocausto alemán, llevado a cabo por el Hitler Judío en la tercera guerra mundial, se llevó el premio a película revelación y bueno, aún no se aparecía Kirsten. Todo eso, hasta la tarde. Muchas fotos, un poco de revuelo, pero poco dado que era un festival de cine independiente y aparece ella, rubia, sin maquillaje, ojos azules. abrigo blanco hasta los tobillos (¿Abrigo en Brasil? Sí, abrigo en Brasil). Sin cartera, insisto que sin maquillaje y sin tratamiento vip. Llego tranquila, del brazo de nadie y sin guarda espaldas. La vino a dejar un taxi, no una limusina y no voto por la película del holocausto alemán, sino que por la película chilena, sobre un nerd que se enamora de la chica cool del colegio (hey, ¿Es algo parecida a Spiderman no?, comentó. Es parecida a todas las historias de cómics, Kirsten, a todas, le quise gritar. Es parecido al porque yo estoy aquí). Muchos aplausos y con el abrigo puesto, de nuevo en taxi, volvió al hotel. Por supuesto, yo la seguí. Haber, si, es un poco raro. Vine de Santiago, sin gustarme el cine latinoamericano, la sigo al hotel y creo estar enamorado de ella, yo también llamaría a la policía o a un psiquiatra. Pero haber, siempre hay casos aparte, yo creo, yo quiero ser una excepción (es increíble como nadie quiere ser del montón).
Ella entra al bar del hotel y yo la sigo. Se sienta en la barra un par de minutos y luego pide una mesa, alejada del bullicio, pero de ninguna manera privada. Pide, un vaso de whisky, solo, con dos hielos. Yo, insisto, quizás parece en la teoría muy psycho killer, pero por amor, me armé de valor, le pedí al cantinero un trago varonil, como mínimo un Appletini y me acerqué a su mesa. Ella me miró con cara de "ags, otro nerd, fanático o periodista que me viene a molestar" y puso su mano como en signo de para y devúelvete. Lejos de sentirme mal por esto, quise explicarle, de buena manera y sin arrastrarme (no más que seguirla ciegamente a Brasil, obvio), que no era periodista y que no quería molestarla, todo lo contrario, ojalá cambiarle la vida (es curioso como todos queremos importar tanto como para cambiar la vida de la gente que nos conoce. Ahora, para ser justo con nuestros egos, físicamente y metafísicamente, les cambiamos la vida, dado que su vida es distinta, dado que nos conocieron, meramente por eso. No el como le afectemos, no que no nos recuerden, sencillamente, en algún minuto retrasamos su trayectoria, que habría hecho que conocieran al amor de su vida o que fueran atropellados por un transantiago, prosigo). "¿Cambiarme la vida? Curioso, nunca me habían abordado de esa manera. Quizás me arrepienta, pero ¿Cómo te llamas? "Me llamo Salado y soy escritor, no periodista. Escribo, me paso y me cuentan cuentos. A veces también me los creo" "Mira y ¿Esto es material para tu nuevo cuento, algo así como investigación práctica?" "MM sí y no. Puede que si cuente alguna vez el cuento del mejor día de mi vida (o al menos el top 5) escriba sobre esto y de como tuve los cojones de poder hablarte" "Jaja, puede ser, pero no eres el primero que me dice que soy "Lo mejor de su vida" y bla bla bla" "Es una lástima no ser especial en eso, pero quizás lo soy en algo, yo realmente lo siento (ahí le puse cara de seriedad, fosas nasales totalmente abiertas)" "¿Bailas? "He bailado, le contesté" "No, ¿pero bailas?" "Actualmente respiro, a penas, pero si quieres, bailemos" Y así pasaron un par de horas (podría decir y describir cosas extremadamente románticas que ocurrieron, pero para que mentir, no pasaron). Luego se puso a llorar, en mi hombro. De la nada y yo rezando que no fuese por mis increíbles pasos de baile. "No sabes lo sola que me siento. Tanto que bailo con un desconocido, en un bar de Brasil" "¿Y tu familia? "Muertos" "¿Amigos, conocidos? "Soy famosa, no tengo amigos, propiamente tales. Sí tengo un séquito de ratas, pero bueno, no son precisamente confidentes" "Me tienes a mi" (sonrió por primera vez desde que comenzamos a hablar) "¿Te puedo preguntar por qué te gusto Salado? Si es que se puede saber" "Claro, lo diré de una manera simple, no lo sé. Simplemente existes, yo existo, me gustas, te conocí, mi corazón palpita al verte y me siento muy nervioso al estar tocándote. Me siento en las nubes por estar bailando y creo, no quiero asimilarlo, que esto es un sueño" "Ay, vez, lo último fue muy cliché" "No, realmente siento que esto es un sueño Kirsten, habitualmente no habría viajado de la nada a Brasil por una remota oportunidad de conocer a la mujer que me gusta, por tacaño, por no creer en la fantasía, por no ser un fanático de los aviones, por no querer faltar a clases, elige una razón. El estar aquí, persé, es un sueño" "¿Y si lo fuera, cambiaría algo? Seguimos estando sólo los dos" "No, la verdad es que no tiene importancia si esto es o no un sueño, en cualquiera de los dos casos, yo volvería a Santiago y tu a Nueva York, esto no es diferente a que si en verdad estuviésemos en Brasil, bailando, embriagados" "¿ Y si te doy un beso? ¿Sería diferente Salado?"

Suena la alarma del celular, la maldita alarma del celular, veo la hora, una hora antes de lo acostumbrado. Una sonrisa de 8 metros adornaba mi cara y desde luego a mi pieza.

Filosofando un rato.

Usaré una metáfora. Pongámonos en el caso de que un individuo que para entrar al mundo laboral se prepara mucho. Estudia en el extranjero, aprende varios idiomas, es culto en otros aspectos distintos de su disciplina, vuelve a Chile a encontrar trabajo. Pasa mucho tiempo buscando, el mercado anda mal y no encuentra trabajo alguno. En fin, la cosa es que tras varios años cesante, logra encontrar un trabajo. No era lo que él buscaba tras largos años de preparación, pero la verdad, en ese punto, todo servía. Y justamente, pasan las dos cosas obvias en este caso, el muestra ser apto para el trabajo, pero el trabajo no era el apropiado para él. Y por supuesto hay diferencias con los jefes, con los compañeros de trabajos, en despedido en reiteradas ocasiones, renuncia en otras tantas, pero como él era tan buen empleado, ese era el único empleo disponible, se mantiene. Hasta que el mercado mejora un tanto, las diferencias con sus empleadores se hacen irremediables, por lo que queda nuevamente cesante (prefiere esto a renunciar, dado que así le pagan más remuneración). En fin, este tipo se sigue preparando en términos de estudio, madura un tanto más, le importa menos ya que el mercado no sea lo que él esperaba, le da un poco lo mismo estar cesante y bueno está dado que nuevamente pasa mucho tiempo cesante. Pero de un minuto a otro, las ofertas comienzan a llegar. Pero como antes, no eran las apropiadas para él (según lo que el apreciaba). Las rechaza y prefiere esperar. Y prefiere esperar y prefiere esperar. Y las ofertas siguen llegando y él las sigue rechazando. Está en todo su derecho, pero está cesante y las necesidades empiezan a asomarse. Es decir, no son muchas, viene de una buena familia y gracias a eso no tiene que preocuparse mucho por el poder encontrar trabajo para comer. Pero si para desarrollarse como ser humano y como profesional. Al final de cuentas llega una apuesta final, de una de las empresas más importantes del país, pero el trabajo en sí, no es lo que el busca, aunque no es malo. Pero nuevamente, decide esperar. La diferencia, es que la empresa tampoco lo llama. Ambas partes saben que se necesitan mutuamente, pero ninguna hace nada, dado que se sientes muy seguras de si mismas y seguras en que cada uno es mejor bien para el otro y no viceversa. Al final todo queda en nada, él sigue cesante y la empresa contrata a otro individuo menos capacitado para el trabajo, pero que llegó para la entrevista de trabajo.

Así es como yo me siento amorosamente. En una humilde opinión capacitado para el trabajo, pero sin ganas de hacer algo, sin la curiosidad necesaria para intentarlo. Capacitado en personalidad y en ideas, en características propias y en experiencias de vida, pero simplemente totalmente desenganchado del mundo amoroso. Esto no me causa una pena, no me saca de mi natural tranquilidad, pero si me parece curioso escribir sobre este estado. ¿Será algo normal dentro de la etapa de cualquier adulto joven? ¿O es algún tipo de depresión con el ánimo alto? No sé si es raro, pero si es curioso. Aunque alguna vez un profesor ocupo el apelativo de curioso como sinónimo de imbecilidad, ¿Quién sabe?

31.5.09

Las muchachas de Salado.

Amiga de mi amigo.

Decir que no me llamó la atención (y me llama) sería una falacia. Ahora, si dijera que he sido la que más lo ha hecho, me haría un mentiroso de aquellos de igual manera. Pero debo de recalcar como mis antenitas de vinil se alteran cuando sé de ella, directa o indirectamente. Es la rudeza de este personaje, es ese "aquí estoy yo", la que me cautiva, la que la separa de las demás, más allá de la individual "individualidad" de cada uno. Es difícil encontrar a alguien del mundo femenino, que no quiera ser femenina y que más encima lo logré siendo ruda, física e intensa. Algo así como una "Angelina Jolie" chilena (guardando las diferencias, claro). No es que quiera que me golpeen o algo por el estilo en una relación, pero no me gustaría estar al lado de una muchacha demasiado "nice" o que mi mera presencia le cause demasiadas cosas. Que cada vez que llegara a su casa se pusiera a gritar como fan de "Boy band" y llenara de peluches mi pequeña pieza, lo único pequeño que poseo (el comentario extremadamente macho era necesario). No, prefiero a alguien como ella, alguien que pueda llegar a decir "Te quiero", pero que ni ca...ntando me diría "Te amo", no al mes de pololeo al menos, no al tercer o cuarto beso. Eso es demasiado apreciable.
Además, siempre he dicho que me gustan las mujeres que se cuidan, que adoptan una vida sana en términos de ejercicio como una forma de vida y no como una necesidad para bajar el famoso "rollo". Esas que no saben que es una dieta, que son dignas clientes de "Burger King", pero que no vez una gota de grasa en su cuerpo.
Quizás lo que más aprecio de ella, es que no es una fantasía, como las demás "Muchachas de Salado", sino que es una realidad. No es mi "amiga, lo que la pone en una cercanía, casi insana. Por todo esto y quizás más (nunca se sabe lo que trae el futuro), ¡salud!