16.11.09

Síntesis hegeliana de la vida...hasta ahora.

No sé cuando esto dejó de ser el sitio de anécdotas graciosas para pasar a ser una especie de diario de vida electrónico, escrito por una niña tipo "Crepúsculo". No me gusta ventilar mi vida privada y nunca lo he hecho, concientemente. Pero todos a los que nos gusta escribir usamos un poco de lo que nos pasa día a día para inspirarnos a crear a un nuevo personaje ¿O acaso creen que Harry Potter realmente no existe ? Existe, en algún tiempo/espacio de J.K. Rowling.
Yo necesito escribir, como otros necesitan el oxígeno. Necesito alguna forma de hablar conmigo mismo sin que la gente piense que estoy orate por estar dirigiéndome a un interlocutor imaginario. Necesito ocupar palabras más elaborada que "oye wn" y necesito, realmente, desahogarme, sin ventilar nada. Pero este es mi blog, al que nadie debería entrar más que yo (estúpido de decir si es una dirección libre de Internet, pero bueno. Habría gente que se saca fotos de lado en el espejo del baño que alega porque hay gente que se mete a verlas a su Fotolog, hay de todo en el mundo).

Me carga dar pena. Que la gente me mire y diga "pobrecito, mira, sus papas se separaron", como si tuviese lepra o acabara de perder la funcionalidad de mis piernas. Me carga ser el damnificado de una mala decisión de mis padres, de una mala organización. Me carga ser víctima de los errores de mi padre y que la gente me compare con él, quizás ahora todos entiendan porque nunca quise ser igual a él, es cargarme demasiadas responsabilidad y malas cualidades en dos segundos de decir "son iguales". No, somos distintos, más allá de lo físico, esto ya es metafísico. Hay mundos y mundos de diferencia entre él y yo. Y todo puede empezar con decir con que yo me quedé. No me escapé, aunque de vez en cuando lo entiendo. Pero al igual como me ha pasado en muchas relaciones amorosas propias, es el como, no el que, lo que termina perjudicando y haciendo el daño real. Estamos condicionados para sufrir si algo se acaba ¿Por qué? Porque somos humanos, somos animales de costumbres, por eso nos encantan las relaciones amorosas y por eso las teleseries más largas son las más exitosas. Y por eso mismo sufrimos el final de series como "Elisa" o "Amores de mercado", que sé yo. Todos nos acostumbramos a cantar con Michael Jackson, que nadie vio como se destruía en drogas y como todos al apoyarlo, nadie lo apoyaba. Hasta que murió y ahí, recién, nos duele. Porque la costumbre nos dice que así reaccionamos. Es gracioso como he escuchado decir a las mujeres lo predecibles que somos los hombres, cuando ellas, aunque irracionales, también son estereotipadas, porque insisto, al final de cuentas, somos todos iguales, todos seguimos costumbres. Al final ya no sé donde queda la linea que separa la costumbre, del querer hacer las cosas. ¿Quiero estudiar en la Universidad o simplemente es lo que tenía que hacer? ¿Quiero a mi polola o simplemente me da lata encontrar a alguien más a quien besar? La respuesta, que tengo, es que no lo sé. En el momento parecen ganas reales, a los meses empiezo a dudar de su real existencia o fundamento.
No sé si juzgar a mi papá o aplaudirlo. Sé que tengo ganas de golpearlo, como en las mejores películas de Jean Claude Van Damme, como si fuera un maldito árbol con el que practico mi patada giratoria. Pero no sé si deba aplaudirlo porque venció la rutina, se atrevió a decir que no tiene porque vivir en una vida de mierda, donde todo lo que gana se lo llevan otros y que no tiene derecho a comprarse o hacer las cosas que el quiera, simplemente porque un día fecundó un óvulo o se le ocurrió pololear con una mujer que ya tenía dos hijos. Todo está en la forma, en el como. Incluso el vencer a la costumbre. Ahora, no hay un libro de autoayuda y cada uno lo tiene que hacer como le salga, porque al final de cuenta, siempre serán motivos egoístas, que otros podrán compartir contigo, pero al final de cuenta, propios. No importan tus hijos, aunque tú creas que si, no importa tu señora, no importa lo que has construido. No importa el daño que no querías generar y claramente no importa si es que fuiste infiel o no. Bueno, quizás lo último importa, o es algo más importante que lo demás.
Lo peor de todo esto es contestar las preguntas idiotas, pero de buena intención que te hace la gente ¿Cómo estás? Quizás debería responder golpeándolos en los testículos o mamas y contra preguntarles ¿Te dolió? Porque al final de cuentas es una preguntas super idiota, con buenas intenciones. Porque al final, las buenas intenciones, son estúpidas. Este es un mundo egoísta, lleno de cosas increíbles, la vida es bella y todas esas patrañas, pero como decía el agente Smith es Matrix "Los humanos son el cáncer de este planeta", lamentablemente sólo está el VIH para exterminarnos y parar de dejar la crema.
El problema empieza en las relaciones humanas. Empieza y termina. Porque si tomas como ejemplo una película "Cadena de favores", es que un maldito enano que ve fantasma se le ocurre una idea tan simple como una ecuación matemática, pero de ayuda, cosas básicas. en donde claramente iba a mejorar la vida de esas personas, la película iba a ser linda, el niño famoso y estaría haciendo mil secuelas de películas de fantasma en vez de haber sido excluído de Hollywood porque le llego la pubertad y ya no tiene voz dulce. Porque al final, un idiota, uno, tenía que cagarla. Tenía que matar al tipo que empieza con el plan que estaba creando un mundo mejor, obvio. Ahora, podemos echarle la culpa al director de la película por cagado de la mente o podemos darnos cuenta de que así es la vida. Llena de cosas hermosas, bonitas, entretenidas y llenadoras de espíritu, pero interrumpidas por estas estupideces, estas embarradas descomunales de dos o tres personas que terminan perjudicando el plan ulterior, el plan de los "favores".
¿Qué saco con ser correcto (quizás a esta altura de mi vida no lo sea tanto, pero al menos lo intento), si más allá de no obtener recompensa, eres un bicho raro? Dejas de hacer cosas, te excluyen, te excluyes, te atrasas, eres como la gacela con displasia de cadera en la selva, destinada a morir, pero en el intento, obvio.
La vida vale la pena vivirla, obvio que si, pero siento que es lo más cercana a jugar el juego "busca minas". Es que te mueves exitosamente, de repente algunos éxitos te llevan a más éxitos y lo pasas bien, de repente te demoras porque piensas bien el próximo paso, vas bien y de repente, caes sobre una mina y queda la cagada. Pero empiezas de nuevo, ahora la mina llega antes. Y empiezas de nuevo y duras mucho más tiempo que antes. Hasta que te aburres y apagas el estúpido computador y haces otra cosa, como mirar el techo.
Eres según te equivocas, eres parte de los errores de tus padres, eres según sabes elegir y de como haces sinapsis según cada cagada que queda en tu vida, eres la conclusión que sacas y eres si es que sales adelante.
Sería fácil echarme a morir, congelar la universidad, pegarme un "Into the wild", viajar y mandar todo y a todos (aunque no se lo merecen) a la mierda. Sería fácil meterme a un psiquiátrico porque todo explota, porque me hago adicto al Clonazepam o porque simplemente es más fácil que te cuiden a cuidar. Pero como dije, eres como te equivocas y quizás, mi equivocación, mi error, es querer seguir adelante. Querer seguir jugando este buscaminas.