27.11.08

¡Te da alas!

Experimento una mezcla entre tener sueño y los efectos de la cafeína que supuestamente tienen las bebidas energéticas. Por un lado estoy completamente exaltado y por el otro me estoy quedando dormido, encima de los muebles de mi casa. Es como dormirse, palpitando a 300 latidos por minuto, una sensación preciosa y de tranquilidad. Soy como un niño hiperactivo, pero con sueño, pero no soy un niño, soy un adulto y estoy despierto, en realidad. Pero todo esto es un sueño. ¿Se entiende? Bueno, los efectos de la Taurina.

¿Cuál es el afán?

No entiendo cual es el afán de la gente de encontrarle o darle un significado a las cosas o a la gente. "Es que ella significaba tanto" "El era tan genial" "Hay un pre y un post después de esta relación o de este evento". Señores, no, ¡no! La verdad es que si, mi primer beso, mi primera vez, mi primera polola, mi primer día de clases, mi primer 7, mi primer rojo, mi primer gran amigo, mi primera gran amiga, todos, todas, ocuparan algún lugar de mi mente, llamado "recuerdos", ahí conviven los buenos y los malos. Pero eso son, recuerdos, nada más. No me marcaron, no soy una persona diferente, dado que no tengo como saberlo, sin inventar una maquina del tiempo y si ya la hubiese inventado, no estaría escribiendo esto, dado que estaría viajando a la luna con todo el dinero ganado en la lotería. Es casi una necesidad de que las cosas signifiquen algo, simplemente porque las hiciste. Es impresentable hacer algo, simplemente porque si, porque te dio la gana, porque tuviste ganas y ya. No por eso tienes que ser una basura de persona, puedes hacer lo que quieras y seguir respetando a la gente. Pero no por eso tiene que significar algo, más allá del día, la hora, el minuto, el segundo, en que lo hiciste. Fue divertido, "choro", novedoso, gracioso, increíble, adrenalínico, rico, exquisito, etc. Fue todo eso. ¿Por qué lo tiene que seguir siendo? La respuesta es que somos todos unos idiotas, al querer darle una importancia falsa, a algo que, en realidad, no nos importa, pero que nos duele que no nos importe, para no sentirse mal. ¿Pero quién piensa en nosotros? ¿Por qué siempre la conciencia y no nosotros? Hey, nosotros somos primero y luego ella, no del otro modo. Pasenlo bien y ya, en el momento. No perpetúen el como lo pasaste bien hace 17 años, con esas 17 personas o con ella o él. Si es que esa persona no leía mentes, convertía las cosas en chocolate amargo, se llamaba Kirsten Dunst y era millonaria y dispuesta a gastar todo su dinero en cómics y juegos de xbox 360 para su pololo, no vale la pena la perpetuación. Si es que ese lugar no estaba lleno de todo lo anterior, tampoco vale la pena el recuerdo.
En conclusión, a uno lo marcan ciertas cosas en la vida, pero son cosas que no son necesarias de pensar como importantes. La mente las trae a nosotros, pasivamente, sin necesidad de un pensamiento activo. Te la recuerda a ella, con su pelo rubio, durmiendo al lado tuyo, en una carpa a 2 horas de Santiago.

26.11.08

Una noche cualquiera

Me desperté sintiendo mi hálito alcohólico. Generalmente no acostumbro a hacerlo, pero ayer me gradué y había que celebrarlo, pero nunca pensé que iba a ser con mis compañeros. Los que en 7 años parecían esquivos, ayer eran como hermanos, "como", claro. Como es de costumbre me desperté y giré hacia la derecha, casi instintivamente, de manera de seguir durmiendo, acurrucado sobre mi mismo. Pero no había lugar. En el espacio donde debería estar mi muñeco de Hanamichi Sakuragui, había una cabellera rubia. ¡Cresta madre! Me acosté con Federico (mi compañero de pelo largo, rubio. La posibilidad de que fuese mujer, lamentablemente, era menor). Miré hacía mi izquierda. con el corazón a mil, inventando 100 mil excusas para explicar a mis papas, la posible falta. En el suelo de mi pieza, mi tranquilidad, transitoria, obviamente. Un vestido negro, zapatos de taco largo y mi smoking, por todas partes. Encima de mi televisión de 14 pulgadas marca Kyoto, unos sostenes, también negros. Ahora, las posibilidades se limitaban a un travesti o a una mujer. Giré hacia mi derecha, levanté las sabanas y para mi sorpresa, yo estaba desnudo, incómodamente desnudo. Al lado mio una figura preciosa, vestida sola con la ropa interior que faltaba en la televisión, obvio que del mismo color. Sigo hacia arriba, siguiendo sus curvas, hasta llegar a sus otras curvas, ¡Wow! Trato de omitir el detalle de mirar lo que no debo, pero no puedo. Me quedo contemplados sus maravillosos, ee, lunares y sigo hacia arriba para saber de quien demonios se trataba. ¡Cresta y más cresta! Ella, ¿Ella? ¿Cómo? Había escuchado el mito de que a uno se le borraban algunos eventos al estar ebrio, pero esto parecía trabajo de servicio secreto anti-alienigena. Recordaba, básicamente nada. Traté de visualizar ese vestido, en ella, esa compañera, rubia, de altura parecida a la mía, yo. Igual debo decir que la imagen de un vestido en el suelo, sostenes en la televisión (señal de apuro), una consola de videos juegos prendida y paredes llenas de posters y naves de la Guerra de las Galaxias, sumado a una chica en mi cama, no era una imagen que creía posible. La despierto y le digo lo más inteligente que he dicho en años " Ee hola". Ella aturdida, al igual que yo, se percata de la situación poco a poco, pero al parecer, tenía más conocimiento que yo, al respecto. Le digo "Ee, sabes que, estás un tanto, ee, desnuda" Ella se sonroja, yo me sonrojo, hasta los posters se sonrojan, ¡demonios! Ella se tapa, hablamos. Le parecí gracioso. Cosa irónica, dado que me conoce hace 7 años y jamás le saqué una risa. Al menos no sin caerme al suelo. Pero yo no sé que hizo que yo actuara así y que saliera victorioso, en el sentido carnal, claro. Claramente ella no estaba tan ebria como yo, no tenía mi hálito (que mata pasiones la descripción).
La fui a dejar a su casa, en Providencia. En media hora, no nos dijimos ni pío. Ninguna palabra. Llegamos a su casa y me dijo gracias, le contesto de nada y me voy. Que rara reacción, lo más probable es que quiera hacer como si no hubiese pasado nada. Llego a mi casa y me llega un mensaje de texto "Se me quedó el sostén en tu casa, ¿Puedo ir a buscarlo?".