Ha pasado mucho tiempo es cierto. Algunos años, lo recuerdo, creo que fue un soliloquio. La verdad es que en ese tiempo siempre había querido escribir un soliloquio, demonios, siempre había querido escribir, hablar con alguien. Es decir, las cosas de las que escribía no son cosas de las que puedo hablar, sin entrar a ser repetitivo y aburrir hasta al mejor amigo que se pueda tener. Incluso a la abuelita que duerme en la esquina del sillón y uno le habla, como para que tus padres crean que socializas y no eres un anormal. Al menos mis papas se alegraron al saber que no era homosexual, tal vez es un shock enorme que tu hijo no pololee hasta los 35 años, tal vez no sea normal que tu hijo sea tan, pero tan loser que no tenga el don de la palabra como para al menos poder entrar en un dialogo con una fémina. Es que en realidad hay que ser bien loser para llamar al acto de conversar “socializar” y al receptor de este acto, la mujer, llamarla “fémina”. Las cosas de la que escribía no eran algo de que conversar, sin entrar a ser repetitivo. Incluso al punto de aburrir hasta al mejor de los amigos. Siempre pensé que era el odio, más que eso, el aburrimiento y el dolor los que me daban cosas de que hablar. Tal vez mis papas sólo me dieron el molde, la genética sólo me dio el molde y el ambiente lo llenó. Si el relleno fue bueno o no, ya no me corresponde catalogarlo, para mí no fue más que popurrí. Estos últimos meses han sido algo extraños, como de no creerse en realidad. Nunca pensé que yo sería alguien comprometido. No por falta de ganas, sino por falta de alguien por quien comprometerse. Más allá de un simple “sí”, nunca niuna valió la pena. Y si durante el primer periodo de la vida según salado, la mayor parte de las cosas que escribía se basaban en mujeres que no valían la pena, tal vez el sitio o este diario semipersonal tampoco valía la pena. Pero eso hizo que me dieran más ganas de escribir, más ganas de luchar. La verdad es que siempre esto fue como una lucha, casi un libro de autoayuda que me escribía una de mis tantas personalidades. Yo sufría, mis amigos sufrían, tal vez cuantos en el mundo sufrían, tal vez quería llegar a ellos, al menos tener la ilusión de hacerlo, por muy utópico que eso pareciera. No es por bondad, nunca fue por eso. Tal vez si ellos no sufrían de alguna manera yo tampoco iba a hacerlo y así sucesivamente más personas. Pero algo pasó, más que eso, alguien llegó. Y la verdad que desde ahí ya no me siento tan solo. El dolor, ese dolor de pecho y que de vez en cuando me hacía llorar (sí, lloró y mucho. Silvester Stallone y Swarjchjsakjdnsojdnegger también lo hacen), desapareció. Los músculos de mi cara comenzaron a tomar otra forma, una forma más parecida a alegría. Todo cambio muy de repente y debo decir que esto me asustó. Me asustó porque una semana antes estaba llorando y sufriendo, y ahora estaba feliz y bailaba TAP bajo la lluvia. Mi miedo era y de vez en cuando es que tan rápido como llego, puede que se vaya. Yo puedo estar todo lo que esté en mis manos para evitarlo, puedo tener toda la confianza del mundo, pero al final el que se acabe no depende de mí. Y eso es lo que asusta, todo depende de al fe. La confianza que yo le tengo a todo esto y de a cuanto va a durar. Siempre dije que si alguna vez me sentía contento (como me siento hoy), ya nunca más iba a escribir. Habría sido demasiado. Y es bastante tonto ¿Por qué si el dolor me llenaba la creatividad para crear hasta los mundos más inimaginables, porque el completo opuesto no puede hacer lo mismo? La verdad es que puede y mucho, sólo que no de las mismas cosas. Cuando uno gana ciertas cosas, pierde otras tantas, así es la vida, llena de equilibrio. Tal vez simplemente el miedo a estropear todo y que todo esto terminé haga que pueda escribir, ojalá que no en realidad. No puedo vivir en constante miedo, nadie puede.
La vida es injusta, está llena de abuelitas solas, de mamas que pierden a sus pequeños hijos, de niños buenos que pierden a sus papas en un terrible accidente, de pobreza, de hombres con mucho dinero y con mucho poder que pasan a llevar a la gente, pero también está llena de todo lo contrario, de hecho hay muchas más cosas buenas y por eso siempre va a valer la pena vivirla y estar vivo. Bueno y claramente va a valer la pena escribir de ello.