2.6.09

A veces, soñar es más realidad que tu presente.


Como encuentro ilegal soñar algo así y que no quede ningún tipo de registro, más allá de mi subconsciente, he decidido contar mi historia.

Mi vida era bastante normal, sin muchos altos y bajos, apartando una que otra tragedia familiar. Quizás, si tuviera que caracteriza mi vida en algo, tendría que decir por mi gran amor por Kirsten Dunst. Si, es cierto, es poco a nada lo que se puede "amar" a alguien con quien no has intercambiado un miserable y tartamudo hola. Pero al final, nadie puede definir lo que es amar, no hay ningún manual, todos nos equivocamos, algunos le acertamos y yo prefiero arriesgarme. Es así como llegué a a leer la noticia de que Kirsten, mi querida Dunst, viajaba a un festival de cine independiente en Brasil, en la que sería su primera vez en Sudamérica (quizás la última, según que vea en Brasil). Fue ahí donde pensé uno de los mejores planes de mi vida, viajar a Brasil, da lo mismo que sea Junio, da lo mismo la Universidad, es mi única oportunidad. En algún minuto viajaré a USA, lo más seguro cuando ella tenga sesenta y yo cincuenta y cinco y por supuesto, ella estará viviendo en Europa hace años. El minuto es ahora, el pasaje ya fue comprado, yo ya estoy viajando.
Claramente, no fui comprendido por padres, hermanos ni amigos, para ellos soy sólo un tipo loco. Pero bueno, no los juzgo, la verdad yo también pienso que debo estar bastante chiflado para viajar en búsqueda de una estrella de cine. Ahora, ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Que el guarda espaldas de 2 metros de la Dunst me golpeé, me deje tetrapléjico y casi inconsciente en un hospital de Río de Janeiro? Puede ser, pero aún estaría en Río, mientras mis compañeros en clases de Urología. Al final, no es mucho lo que tenía que perder y mucho lo que ganar.
Y llegó el famoso festival. Decir que tipo de películas huno está de más, flores secas, muchas calvas, algo de francés y harto vino. Una película alemana sobre el holocausto alemán, llevado a cabo por el Hitler Judío en la tercera guerra mundial, se llevó el premio a película revelación y bueno, aún no se aparecía Kirsten. Todo eso, hasta la tarde. Muchas fotos, un poco de revuelo, pero poco dado que era un festival de cine independiente y aparece ella, rubia, sin maquillaje, ojos azules. abrigo blanco hasta los tobillos (¿Abrigo en Brasil? Sí, abrigo en Brasil). Sin cartera, insisto que sin maquillaje y sin tratamiento vip. Llego tranquila, del brazo de nadie y sin guarda espaldas. La vino a dejar un taxi, no una limusina y no voto por la película del holocausto alemán, sino que por la película chilena, sobre un nerd que se enamora de la chica cool del colegio (hey, ¿Es algo parecida a Spiderman no?, comentó. Es parecida a todas las historias de cómics, Kirsten, a todas, le quise gritar. Es parecido al porque yo estoy aquí). Muchos aplausos y con el abrigo puesto, de nuevo en taxi, volvió al hotel. Por supuesto, yo la seguí. Haber, si, es un poco raro. Vine de Santiago, sin gustarme el cine latinoamericano, la sigo al hotel y creo estar enamorado de ella, yo también llamaría a la policía o a un psiquiatra. Pero haber, siempre hay casos aparte, yo creo, yo quiero ser una excepción (es increíble como nadie quiere ser del montón).
Ella entra al bar del hotel y yo la sigo. Se sienta en la barra un par de minutos y luego pide una mesa, alejada del bullicio, pero de ninguna manera privada. Pide, un vaso de whisky, solo, con dos hielos. Yo, insisto, quizás parece en la teoría muy psycho killer, pero por amor, me armé de valor, le pedí al cantinero un trago varonil, como mínimo un Appletini y me acerqué a su mesa. Ella me miró con cara de "ags, otro nerd, fanático o periodista que me viene a molestar" y puso su mano como en signo de para y devúelvete. Lejos de sentirme mal por esto, quise explicarle, de buena manera y sin arrastrarme (no más que seguirla ciegamente a Brasil, obvio), que no era periodista y que no quería molestarla, todo lo contrario, ojalá cambiarle la vida (es curioso como todos queremos importar tanto como para cambiar la vida de la gente que nos conoce. Ahora, para ser justo con nuestros egos, físicamente y metafísicamente, les cambiamos la vida, dado que su vida es distinta, dado que nos conocieron, meramente por eso. No el como le afectemos, no que no nos recuerden, sencillamente, en algún minuto retrasamos su trayectoria, que habría hecho que conocieran al amor de su vida o que fueran atropellados por un transantiago, prosigo). "¿Cambiarme la vida? Curioso, nunca me habían abordado de esa manera. Quizás me arrepienta, pero ¿Cómo te llamas? "Me llamo Salado y soy escritor, no periodista. Escribo, me paso y me cuentan cuentos. A veces también me los creo" "Mira y ¿Esto es material para tu nuevo cuento, algo así como investigación práctica?" "MM sí y no. Puede que si cuente alguna vez el cuento del mejor día de mi vida (o al menos el top 5) escriba sobre esto y de como tuve los cojones de poder hablarte" "Jaja, puede ser, pero no eres el primero que me dice que soy "Lo mejor de su vida" y bla bla bla" "Es una lástima no ser especial en eso, pero quizás lo soy en algo, yo realmente lo siento (ahí le puse cara de seriedad, fosas nasales totalmente abiertas)" "¿Bailas? "He bailado, le contesté" "No, ¿pero bailas?" "Actualmente respiro, a penas, pero si quieres, bailemos" Y así pasaron un par de horas (podría decir y describir cosas extremadamente románticas que ocurrieron, pero para que mentir, no pasaron). Luego se puso a llorar, en mi hombro. De la nada y yo rezando que no fuese por mis increíbles pasos de baile. "No sabes lo sola que me siento. Tanto que bailo con un desconocido, en un bar de Brasil" "¿Y tu familia? "Muertos" "¿Amigos, conocidos? "Soy famosa, no tengo amigos, propiamente tales. Sí tengo un séquito de ratas, pero bueno, no son precisamente confidentes" "Me tienes a mi" (sonrió por primera vez desde que comenzamos a hablar) "¿Te puedo preguntar por qué te gusto Salado? Si es que se puede saber" "Claro, lo diré de una manera simple, no lo sé. Simplemente existes, yo existo, me gustas, te conocí, mi corazón palpita al verte y me siento muy nervioso al estar tocándote. Me siento en las nubes por estar bailando y creo, no quiero asimilarlo, que esto es un sueño" "Ay, vez, lo último fue muy cliché" "No, realmente siento que esto es un sueño Kirsten, habitualmente no habría viajado de la nada a Brasil por una remota oportunidad de conocer a la mujer que me gusta, por tacaño, por no creer en la fantasía, por no ser un fanático de los aviones, por no querer faltar a clases, elige una razón. El estar aquí, persé, es un sueño" "¿Y si lo fuera, cambiaría algo? Seguimos estando sólo los dos" "No, la verdad es que no tiene importancia si esto es o no un sueño, en cualquiera de los dos casos, yo volvería a Santiago y tu a Nueva York, esto no es diferente a que si en verdad estuviésemos en Brasil, bailando, embriagados" "¿ Y si te doy un beso? ¿Sería diferente Salado?"

Suena la alarma del celular, la maldita alarma del celular, veo la hora, una hora antes de lo acostumbrado. Una sonrisa de 8 metros adornaba mi cara y desde luego a mi pieza.