29.1.09

Demasiadas coincidencias, como para no creer, parte dos.

Sé que es tonto hacer tanta alaraca y prepararse tanto por una mina que ni siquiera conoces ni menos le has hablado. Pero féminas, ¿Han escuchado cuando alguien les dice "Eres la razón de mi existir?", falsamente, claro y para conseguir, algo obvio, de ustedes. Bueno, para mi Camila, realmente era mi razón de vivir, al menos por las que aún seguía vivo, era como mi propia versión de "Supergirl". Pero todavía estaba la posibilidad de que ella no bailara muy bien, no todas las mujeres bailan bien ¿Por qué ella? Justo. Bueno, llegué a la famosa fiesta, un tanto tarde. Entré y ella bailaba así.



Claramente, no era un camino fácil y la "suerte" no iba a ser un factor en una posible relación con ella. "Wn, dime, ¿Qué le gusta? ¿Cuántas veces ha pololeado? Háblame de ella", le decía, a mi amigo, azotándolo un poco. "Tranquilo Floripondio, tranquilo. Camila, nunca ha pololeado. Tiene 18 y creo que le gusta leer mucho. Llegó a la congregación hace un par de años, desde Concepción y su padre, bueno, su padre murió hace poco. Por lo mismo había dejado de venir a la Pastoral. Hoy fue su primer día, habían pasado ocho meses" . Tal vez por eso estaba llorando anoche, pobrecita. Pero al menos estaba pasándola bien esa noche, según lo que yo veía.
"Una cosa, se me olvidó decirte", me decía mi amigo. "Ella nunca ha tomado en cuenta a nadie de la Pastoral o de ninguna parte, en realidad. No eres el primero que se siente atraído por ella, ten en cuenta que viniste tan sólo un día, imagina hacer misiones con ella" ¡Demonios! Más encima no hay un novio de porquería, con quien ella pueda compararme y darse cuenta lo mucho mejor que soy. Soy yo contra su fantasía de príncipe azul. ¿Cómo será el hombre perfecto de una mujer perfecta?



Pero la verdad, no perdía nada en hablarle. Por último agradecerle, que hubiese pasado anoche por el puente. Quizás no era bueno, que, de buenas a primeras le contara toda la historia, sino que debería ganarme un poco de su confianza.
Es que siempre me pasa lo mismo, conozco a una mujer y me desvivo por ella. Quizás, ahora, si es que realmente estaba enamorado, podría ignorarla un poco, aunque todo el momento de la fiesta, quise pararla y cantarle algo como esto.



"Floripondio, floripondio, vuelve", me decía mi amigo. Estaba en una de mis tantas crisis de ausencia. "Te presento a la hermana de Camila, Daniela. Quiere bailar contigo" Cuando digo que no se parecían en nada, no exagero, pero al menos me serviría como práctica, de baile. "¿Y qué haces?" me preguntaba Daniela. "Estudio ingeniería en informática" en la Chile. "Una carrera apasionante", le dije en tono irónico. "A mi no me atrae mucho", me contestó. Claramente no me entendió. Pero escuché reír a Camila, a mi lado. "¿Y que te gusta hacer Daniela?" "Me gusta salir a carretiar, salir con minos, disfrutar mi juventud (aunque bordeaba los 29 años) ¿Y a ti? "A mi me gusta leer, podría leer, todo el día" "¡Que fome! Pero ¿Sales a carretiar, a tomar, a bailar?"" La verdad que no", le respondí. "Que lata tu vida, entonces ¿Qué haces, aparte de leer? No creo que leas todo el día" "Bueno, me gusta trotar" (no sé porque cada vez que digo que hago ejercicio, las mujeres me ven de forma distinta, como que quisieran tener ojos con vista de rayos x y ver mi abdomen. Les ahorro el esfuerzo, soy gordo ¿Y qué? Soy víctima de los estudios). Ahí, como que ella se puso un tanto fresca y puso sus manos donde sólo mi madre me había tocado a los 6 meses de edad al cambiarme el pañal. "Hey, hey", le dije, "¿Qué? ¿Acaso eres homosexual?" (¿Por qué no me sorprende que no sea la primera en insinuarlo?) "No", le dije. Se llama auto respeto y salí un rato de la fiesta. Quizás no fue la mejor forma de empezar una relación con Camila, siendo semi violado por su hermana mayor. Eran las 10:30 y con eso mi hora de retirarme a dormir. Abrí la puerta y una voz me dijo "¿Ya te vas? Esperaba conocerte", era Camila. No sé si podría describir lo rojo que me puse, pero por lo que me costaba respirar, me imaginaba que se acercaba al morado. Es que insisto, estaba ahí. Con su metro setenta, su simpatía y simpleza, ahí, diciéndome que quería conocerme, al menos hablar conmigo un rato. "Lamento lo de mi hermana. La verdad es que de vez en cuando siento que soy adoptada" Cuando dijo eso, me habría gustado tomarla, decirle, "Oh Dios, no eres la única" y darle un beso, sin permiso, sin un porqué, simplemente hacerlo, sin salir corriendo. Pero, no lo hice. "Y cuéntame", me decía, con sus grandes ojos verdes, que incluso resaltaban de noche. "¿Qué haces?" ¿Ahora o en la vida? (porque ahora estaba babeando, por ella). "En la vida po tonto" " Bueno, estudio ingeniería en informática, en la Chile" "¡En serio!" "No, es uno de mis chistes, de los mejores" (ahí quizás abusé de una confianza que no existía) Pero ella rió a carcajadas. "No po, tonto (el segundo, esto iba bien). Es que me gustan mucho los computadores. Yo estudio Historia, algo nada que ver, pero me encanta la tecnología" Debo decir que ella sólo decía cosas perfectas para mí, pero no podía dejar de tomarle atención a sus ojos. Eran impresionantemente preciosos (sé que es como falso decir que le vi sólo los ojos, pero en este caso, era verdad. Es como si hubiese tenido cabezas y pies, sin torso,sin abdomen y sin piernas). "¿Te pasa algo? Sabes, todavía no sé tu nombre y tú sabes el mío, siento que estoy en desventaja" "Bueno, ee, me llamo Floripondio" (¡malditos padres hippies! ¿Por que me llaman como un anciano de 85?) "Que lindo nombre, es como antiguo. Me encanta lo antiguo, bueno, por algo estudio historia" Haber, insisto, en que ya era perfecta externamente, ¿Para qué hacerla perfecta por dentro? Con sentimientos e ideales profundos, me bastaba con la superficialidad para ser feliz por siempre. ¿Le doy un beso? Algo me dice que me golpearía y aunque es delgada, culta y hermosa, yo creo que es posible que me haga llorar y eso no es sexy, pienso yo. Aparte, no quiero que se confunda, que crea que mis intenciones son otras. Es decir, sí, me gusta, pero tampoco quería tomar un camino fácil o tener una relación fugaz. Si sólo fuera como "Seiya", de "Los caballeros de Zodiaco", de alcanzar lo imposible, para alguien de ciertas características, físicas e internas. Y con canción cool, acompañándome.

(canción, que estaría en mi mente, al darle el primer beso).

Podría hacer que, Claudio, mi amigo, pusiera la canción en una radio, en una terraza de la casa. Era cosa de mandar un mensaje de texto. "¿En qué piensas Floripondio?" " La pregunta Camila, es ¿En que no pienso?" Sonrió y se sonrojó un poco, eso era buena señal. Pero aún estaba el pequeño asunto de decirle que era la razón de que estuviese vivo. Y aun más ¿Por qué estaba llorando ese día en el puente? Si ahora se veía tan feliz.