17.12.08

Cualquier similitud, es cosa de su imaginación...parte segunda.

Todavía me dolía el golpe de ayer. La verdad el chichón le venía a mi pelo naranjo. Me lo teñí para aparentar gusto por el baloncesto, ojalá le guste a Javiera. Ella me contó, momentos antes de perder la conciencia, que la selección iba a hacer pruebas, para que ingresaran los novatos de este año. "Podrías probarte Salguragui", me dijo. Y fui a probarme, claro está. Todavía seguía odiando este deporte, lo encontraba fome y no encontraba la gracia de meter una pelota en un aro, saltando como estúpido, peor en fin, le gustaba a Javiera. Llegué y estaba lleno de gente. Pero ninguno era tan talentoso como yo, así que no iba a ser problema. También estaba el famoso Andrés, que este año había pedido cambiarse a este colegio, por el entrenador de la selección. Él solía ser un gran jugador de la Di Mayor, algo así como una figura nacional. Si antes odiaba el baloncesto, ahora lo odiaba aún más. ¿Por qué el amor de mi vida (el actual) tenía que gustarle el tipo prodigio del baloncesto?, de nuevo. Es que es mucha la ironía. Pero en fin. Dirigiendo las pruebas estaba el capitán del equipo, Gorila. Es impresionante como algunos humanos no evolucionaron. Es decir, la mayoría no ha evolucionado, sicológicamente. Pero este tipo, bueno, las palabras no podrían describirlo. Es raro, en todo caso, ver a un chileno tan alto. También estaba el resto del equipo, pero básicamente no eran competencia. La prueba para entrar al equipo era un partido 1 contra 1 contra Gorila. Como yo era talentoso, fui primero. Creo que mi primer error fue el hecho de no averiguar en youtube, las reglas básicas de este sucio deporte. Segundo, ir primero. Pero en fin. A Gorila no le molestó que no supiese jugar, simplemente quería humillarme. El primero que anotaba ganaba y misteriosamente, el gimnasio se llenó. Algo de ver al tipo raro de pelo teñido con Gorila, atraía las masas. Traté de jugar con su mente, traté de sacarlo de su peculiar calma. Traté de ser aún más pesado, de lo que soy basalmente. Nada, era una roca. Se nota que era un profesional. Pero quise ser un poco más obvio, así que le dije Gorila. Al parecer, eso le afectaba. Se enojó, perdió la templanza y quiso humillarme, ahora de verdad. El gimnasio lo animaba, malditos zorros. Pero no iba a perder, no si Javiera estaba viendo. Gorila se dirigía al aro, iba a anotar, pero lo tapé, lo tapé, no podía creerlo. La pelota quedó suelta, corrí por ella, por todo el amor que le tenía, a la muchacha, claro. El balón era mío. La gente molesta decía que estaba haciendo trampa, que caminaba con el balón, Gorila les pidió silencio, que no importaba, que esto se acababa pronto. Me enfadé, corrí hacia el aro y salté, salté con todas mis fuerzas, él también. Yo sólo quería hacer un clavado, en mi cabeza se repetían las palabras de Javiera "Salguragui, ¿Sabes lo que es una clavada?" Maldito Andrés, maldito Gorila, malditas todas. "¡Te amo Javiera", un estruendo. Gorila en el suelo, yo había ganado.