Si tan sólo pudiera hablarte, si tan solo pudiera acercarme a ti, si tan sólo pudiera entrar en tu órbita y dejar de ser un punto en el cielo de tu mundo, en el que tal vez exista vida inteligente, pero ojo, tal vez. Si tan sólo pudiera abstraerte a mi persona, dejarás ese mundo de fama y de lujos, para estar aquí conmigo, si tan sólo supieses que existo y que te puedes enamorar de la forma que lo hacen tus personajes. Que puedas comentar lo apestoso que es que te recuerden porque se te ven los pezones en una película y no lo grandiosa que estuviste cuando giraste la cabeza con gracia y a la vez con agilidad en la escena del de la cafetería, para decirle a Peter “Hey, juégatela”, sí, era tu personaje, pero siendo más meticuloso y analizando con fibra óptica tu iris izquierdo, se notó que en realidad al que le decías juégatela era a un receptor anónimo, quizás a miles de kilómetros a la redonda, quizás en un país que desde un satélite parece un ají y por lo que todos en tu país creen que se llama Chile por eso, por su forma. Pero en el fondo tú sabes que no, tú sabes que no hay un Peter allá afuera, que una vez que el director diga “It´s a rap”, todo vuelve a la normalidad, tú no eres más Mary Jane y yo dejó de verte, de apreciarte, de soñar contigo. Si tan sólo nuestros destinos pudiesen juntarse, aunque sea para decirte “Eres increíble” y luego lamentarme por no jugármela, decirte “No necesito una vida contigo, me bastan con 2 minutos junto a ti para decirte te amo y que quiero hacerte feliz”. Que el final de la filmación no tiene que ser el final de tus esperanzas y que, tal vez, si tal vez, en el país más perdido del mundo, se encuentre alguien, que aunque sea bastante estúpido pensarlo, se muere por ti, sin la necesidad de conocerte durante toda tu vida. Si tan sólo supieras que existo…