3.3.08

Una peculiar sensación

¿Alguna vez les ha pasado que han visto una película, con la cual se han aburrido mucho, pero que no pueden esperar para recomendar a un amigo o amiga? Es una sensación extraña. En la película lo único que pasa por tu cabeza es en el como planear un escape, sin que sea perjudicial para el resto de la gente que si está disfrutando la película (aunque claro, todos están durmiendo). Pero uno sale, le pregunta por la película y al analizarlo bien, la verdad es que es realmente buena y uno no puede esperar a que salga en la tienda de videos más cercana. Es que típicamente, las películas a las que uno llama “buenas” son las de balazos o desnudos, información que no hay que digerir. Es básicamente como comer batidos de guagua o agua salada. En cambio, estas películas hay que digerirlas, hay que mascarlas más de 10 veces y tomar un vaso de agua después de cada bocado. Y si es necesario, acostumbrarse varias veces, antes de encontrarlas apetitosas y no pocas veces, la comida favorita por algún tiempo. Me ha pasado también con algunos libros que leí en el colegio. Cuando los leí eran unas bazofias, eran detestables, aburridos, una razón más para el suicidio. Pero una vez graduado del instituto son increíbles, unas obras de arte y básicamente ahora ya los usó de almohada (aunque claro, sería más cómodo imprimir párrafos en la almohada original). No sé, es extraño. Encontrar mala, una película para mi ahora deliciosa, es como no amar a primera vista al amor de tu vida. De hecho es equivalente a encontrarla fea, odiosa, tremebunda. Y la verdad es que pasados unos segundos, lo piensas bien, la ves mejor, la escuchas, la entiendes y una vez que ya la conoces, empiezas a amarla. Porque es el amor de tu vida. Y esta, bueno, esta es la película de tu vida. Es el libro de tu vida. Es tu todo.