24.2.08

La plata lo es todo ¿Cierto?

¿De qué libertades me están hablando? La verdad es que yo no entiendo la frase “libre albedrío”. Es evidente que yo puedo elegir lo que quiero hacer, pero ¿sinceramente puedo elegir? ¿Qué es elegir en el fondo? Si es escoger algo, claro que puedo elegir. Ahora, si se agrega que elegir tiene la finalidad última de buscar lo mejor para uno, independiente que el resultado sea malo, bueno, ahí cambia la cosa. En el colegio yo soñaba con estudiar lo que estudio actualmente, desde pequeño. Soñaba con poder escribir y que le llegara a alguien, a cualquiera, no importaba el número, yo no pensaba en masa, importaba la calidad. Si tan sólo llegaba a una persona, el trabajo estaba cumplido. Y era un lindo sueño, en teoría, relativamente fácil de cumplir. ¿Es así de fácil? Porque me ha costado bastante y todavía no lo logro y vergüenza, no vergüenza, pena me da decir que décadas han pasado desde que el sueño empezó. Y todo por plata. Y la plata sirve harto, es decir, uno puede invitar a la persona querida a un helado, arrendar una película o ir a verla al cine, pasear en auto (que es una delicia con lo barata que está la bencina y los amables que son los conductores santiaguinos), etc. Sirve harto la plata, pero corroe harto, incluso la más inocente de las almas. Pero una cosa es que todos se traten mal, en búsqueda de la plata y otra cosa es que uno ni siquiera pueda ser tan iluso como para poder completar el sueño que tenia desde chico, sólo por plata. La verdad es que en los comerciales informativos de Universidades nunca dicen en lado B de estudiar en la Universidad. Básicamente que no somos individuos, somos un número más. Un par de millones, con patas. Y es de famosos de Hollywood tener un precio, por ejemplo sólo el trasero de Jennifer Lopez vale un millón de dólares. Me da “orgullo” decir que el mío sale unos 6 millones de pesos, por año. Calculado a una vida de 78 años promedio por ser varón, 78 x 6= 468 millones. El precio del dólar actualmente es unos 468 pesos al comprador, por lo que mi persona actualmente vale lo que vale el trasero de Jennifer Lopez, un millón de dólares. Valgo trasero, pero un trasero caro. Y soy nadie aún y a este pasó lo único que va a cambiar de lo anterior es ese “aún”. Porque claro, valgo un millón de dólares, pero no tengo precisamente mucha plata. Soy una persona normal, con amigos normales y con padres normales y por lo mismo no puedo costearme mi sueño. Es mío y sería mucho más fácil estar cumpliendo el de mi padre, ser abogado. Al menos, aunque ni persona valdría menos, podría costearme el sueño de mi padre y continuar, ser alguien. Pero ahora todo es plata. Entonces, como no puedo costearme el sueño, buenos son los bancos. Es hora de pedir un famoso crédito. ¡Se nos viene Marzo! Antes me reía de ese comercial, ahora es bastante cierto y tenebroso, por decirlo de alguna manera. Y los bancos son tan lindos, encantadores. Nunca mientes en sus avisos. Por lo mismo, usando todas mis dotes detectivescas, busqué los bancos que mas me convenían, para costear mi abultado valor como personas, insisto, un millón de dólares. Encontré varios, hasta dar con uno que me convenció. Su aviso de crédito universitario consistía en poner a un burro y bajo este colocar la siguiente frase “Él no puede ir a la universidad, tú si”. Lo encontré genial. Claro que él no podía, era un burro, yo soy una persona inteligente, el sueño se puede todavía. Tengo con que cubrir el millón de dólares (la verdad es que no sé como lo hace el trasero de Jennifer Lopez todos los años para conseguir crédito). Bueno, así pasó mi verano. Otros se van a la playa, yo me quede haciendo los trámites del crédito. Un mes y 20 días después, nada ha pasado e ilusamente me pregunto ¿Oie y el banco? No pasan ni 20 segundos cuando suela el teléfono de mi casa y escucho las siguientes fatídicas palabras” Alo, esta Salado. Si si, con él. Hola, mi nombre es demonio de Satán y queríamos informarte que tu crédito ha sido rechazado. Pero ¿Por qué?, me atreví a preguntar ilusamente. Bueno, por políticas del banco. Pero si mi mamá tiene 0 deudas y aparte como 17 departamentos, mi papá tiene 2 sueldos y mi mamá su pensión. Son sueldos chicos, pero alcanza para cubrir el crédito. Si, si, tienes razón, si te entiendo Salado. Mira, hagamos algo. Deja llamar a la base y te llamo en unos segundos, ¿OK? OK, gracias demonio de Satán. Algunos segundos dijo ella, gracioso. Desde esa frase ha pasado una semana. Una hora tiene 3600 segundos, un día tiene 24 horas y una semana tiene 7 días. Si hacemos la multiplicación tenemos que algunos segundos para esa linda ejecutiva bancaria son exactamente, hasta ese minuto 3600 x 24 x 7, que es igual a 604800 segundos y contando. Bueno, en realidad son distintos puntos de vista, pero yo no habría dicho algunos segundos. Y así, de esa manera, el sueño se fue al bote de la basura, de nuevo.
La verdad es que, al menos por hoy, de manera difícil, pero entusiasta, puedo seguir pagándome el sueño, al menos por ahora. Pero sé que muchos no pueden hacerlo y vivir en una sociedad inconsecuente a lo que dice y que ni siquiera se digna a denunciar un problema tan grave como este, no merece ser llamada sociedad. La verdad es que yo me doy vergüenza por hacer nada y peor opino de todos uds.
Para finalizar no todo en la vida es dinero, hay cosas más bonitas. La plata no es lo más importante, pero el oro sí.