Me pregunta un amigo. "La verdad es que poco", le contesto. Pero son las magias que se pueden hacer cuando no se está pololeando. Pero ese no es el punto. La verdad, ya hace un tiempo me he dado cuenta que soy un tipo contento, pero pesimista. Pero ese pesimismo y alegría hacia la vida se reunen y hacen una buena dialéctica al escribir algo para este blog. Me agrada. Y siempre lo ha hecho, me refiero a escribir, claro. Este espacio nació, ante la negativa de la zona de contacto a escribir mis relatos. Negativa posterior a mi éxito agudo después de escribir sobre una decepción amorosa, donde gané lavadoras, refrigerios y un viaje a Australia (o algo parecido). La gente escribía pidiéndome y bueno, fueron mis 15 milisegundos de fama. Y aunque la respuesta políticamente correcta sería "Me carga la fama, que asco", la verdad es que me gusto. Tampoco me fascino, pero por unos minutos, pude pensar en una vida dedicada a escribir y bueno, a la fama. No fama a lo "Edmundo" de Amor Ciego o a lo Felipe Camiroaga. No croe que la revista "People" me elegiría uno de los 100 solteros más sexys del mundo, quizás como "El único soltero a la edad de 100. Sí y todavía piensa que es sexy" o algo por el estilo. Pero una fama inspiradora, la que alguien puede sentir por el tipo que dibujo su cómic favorito o por un director de cine muy joven. En resumen alguien que está siguiendo sus sueños y resulten ser un trabajo muy entretenido, algo así como un asesino a sueldo, pero de chihuahas (¡Es que no son perros!). Me encanta la idea de poder viajar por todo el mundo, para llegar a una cafetería antigua y firmar un par de libros a 15 personas que se presenten. "¿Me hicieron levantarme temprano para esto?", diría yo. Pero lo disfrutaría. Firmarle algún cuento o libro de cuentos a 15 perdedores que fueron a ver a un antiguo perdedor o simplemente con más experiencia en ambientes perdedores, que ellos. Y sólo lo harían, por esa pequeña fama. "Yo hubiese conseguido algo", para ellos. Siendo que ellos también lo van a hacer, cuando salgan como médicos, ingenieros, escritores o simplemente lustra botas, siempre y cuando se hayan sacado la cresta para conseguirlo. Y hubiesen sufrido más que la cresta. Pero que en ese minuto estén bien. Yo les contestaría "Bueno, hubiese preferido ser dibujante de cómic", pero aquí me tienen, escribiendo. "Y no guiones para cómic. Ahora siéntense y ríndanme pleitesía".
Yo creo que seré feliz haciendo lo que estudio. Pero al final, es irrelevante, porque el futuro da lo mismo. Sería cool sí que pudiese publicar algo ahora, si que lo sería. Pero mi vida no se frustra porque no se han dado esas oportunidades. ¿Me jotearía a un par de mujeres en una librería diciendo que acabo de escribir un libro? Obvio que lo haría, son parte de la gracia de los 15 segundos de fama. Pero más que agradecimiento o reconocimiento, lo que más me gusta, son esos 15 minutos o 20 o 30 o 40 en que para algunos, son un tipo que habla algo cierto, que los puede acompañar y no los hacer sentir tan solos. Porque aunque soy un idiota, me gusta servir. Porque la vida, es irónica.