9.12.08

Un proceso complejo.

Una de las cosas que más me ha costado aprender ha sido a comer lo que más me gusta, los super 8. Me demoré poco en aprender a leer, en atarme las agujetas (que gran palabra), en insultar a la primera persona, en burlarme de la gente por su estupidez (pero ojo, tierna estupidez, que lindi). Pero el proceso adecuado de abrir un paquete de super 8 y comerme la oblea, ha sido de lo más difícil. Primero, me demoré como 18 años en entender que esto no se come como una galleta, de forma rápida y lo tonto. Que no se toma con leche, sino que con Coca Cola o en su defecto, con Pepsi. Que no se comparte, si se quiere ser generoso, se regala un super 8 entero, pero no a medias. Sería injusto para ti, el que come y para él o ella, el o la que pide.
Una vez abierto el paquete, hasta casi un 50 % de su largo, se procede a separar en 8 capas la oblea, de ahí, me imagino, su nombre. Se come por capas, que lástima haberlo aprendido tan tarde. Así, un refrigerio pasan a ser 16, te demoras 16 veces más, haces 16 veces más amigos (esto es lo más desechable del proceso).