Nunca he pensando este espacio como un sitio de denuncia. Dado el nombre, se pensaría que mi vida consta de estar alegando todo el día y no disfrutar de las bondades diarias, que nos trae la vida. Y en algún minuto, esto fue verdad, pero ya hace bastante tiempo, yo diría como 150 entradas atrás, eso ya pasó. Pero eso no quita que no pueda dar mi opinión sobre ciertas cosas, que la verdad, ya me tienen colapsado.
No voy más a una discoteque (al menos no con la intención de sacar a bailar a extrañas). Aclaro, esa no era mi intención, la de salir a bailar. Pero dado que estaba en un ambiente de salir y la verdad, era una minoría, 1 contra 5, la verdad es una minoría. Así que tuve que ir a bailar. Pero ese tuve se convirtió al rato y varios ron con coca cola encima (yo no tomo, esto es ficción)en querer ir. Y buena onda. Todos felices, entretenidos, risas por doquier, "piola", diría un coetáneo, hasta ese momento. Y llegamos y como todas las veces en las que he ido a una disco, todas las 3 veces, en realidad cuatro, las mujeres bailaban con mujeres. Oye y bienvenida la diversidad, pero si es que haces una cola, para entrar a un local que queda lejos de tu casa, pagas y te metes a un local lleno de humo y por ello, poco oxígeno, aumentando la probabilidad de morir ahogado, es porque, por último, quieres pasarlo bien y conocer a alguna persona, por último a un amigo del sexo opuesto, nuevamente "piola". Pero el ser rechazado, es decir, que mis contertulios sean rechazados, en su misión de sacar mujeres para todos o para dos, rechazados por nazgules obesos (perdón por olvidar mi hidalguía por un momento), que por alguna razón idiota, deben pensar que su oportunidad de venganza hacia los hombres, tiene que ser dada como una negativa para bailar un rato, el ser rechazados y desterrados hacia la barra del local, es una, repito, estupidez.
Quisiera volver hacia ese pero, del número de veces de mis visitas hacia las discoteques. La primera vez que fui, tenía 17 años y cursaba tercero medio, 5° de humanidades entonces. Fui y me sentía, como todavía me siento hoy, como un pez fuera del agua, como una basketbolista jugando béisbol, como cuico en liceo, como lesbiana dándome un beso. Pero tenía que ir, era mi gira de estudio. Y cuando se tienen amigos más tímidos que uno, que claramente son víctimas de una enfermedad siquíatrica, te conviertes en una especie de salvación, al momento de conseguirle mujeres para bailar. En realidad nunca me ha importado el ser rechazado al sacar a bailar, quizás por eso lo paso mal. Es que nunca he querido conocer a nadie en una discoteque, sé que a la mujer de mi vida, la madre de mis hijos, no la conoceré ahí y que básicamente no me es un ambiente grato, en todo sentido. Pero por lo mismo, soy algo así como un "Daredavil", de las pistas de baile. Y en ese momento demostré toda mi labia. Y resultó, resultó. Raro, pero creo que esa vez, junto al matrimonio de una prima, han sido las veces que más he bailado en mi vida. Por tercera vez "piola". Por esto, la segunda vez que iría, tendría que ser fácil, sobre todo porque pasarían 4 años entre vez y vez. Había más experiencia entre medio. Pero seguía el desgano. No iba a conocer a nadie que me hablara de Hegel, bailando "Esta noche haremos el amor bailando" o "Pégale con el pene en el ojo", cosas así. No y así tiene que ser la vida, tengo claro que las discoteques son para pasarlo bien. Y de ahí mi relato. Es que no me imagino, diciéndole a mis contertulios de hoy y de las otras veces " Compadres, coetaneos, ¿Vamos a bailar entre nosotros? Oye oye, y lo podemos ocupar como venganza hacia el sexo opuesto, bacán. Entonces, este es el plan, infalible: Vamos a la cresta, hacemos una cola gigante, pagamos, entramos para fumar pasivamente lo que fuma un fumador activo en cuatro años, bailamos entre nosotros música mala y no aceptamos ninguna invitación de las féminas" Que plan tan bueno (ahora continuaría con una grosería típica, que no es digna de lavidasegúnsalado). Ahora, algo tuvo de bueno. Creo que nunca había tocado tantos cuerpos femeninos distintos, en una noche. Me sentía como ginecólogo con pega atrasada. Y todo, pasivamente. Yo sólo quería ir al baño. Aparte, la figura femenina, es una bendición. Y claramente, en las discoteques, no se deja mucho a la imaginación. Yo me digo ¿Para que pagar por una prenda, si vas a ir en pelota? Padres, dejen ir a sus hijas desnudas y se ahorran miles de pesos, en una mera excusa. Y le ahorran tiempo al tipo con que su hija se está divirtiendo, esa noche. "Solidaridad comunitaria", diría yo.
De manera de conclusión, yo me culpo a mi. ¿Quien me manda a salir a algo, que claramente no me gusta? Más encima con el pie fracturado. Por suerte sólo tengo un paso de baile, universal. Teniendo tantos comic por leer, tantos libros que me puedo repetir, tantas películas que puedo ver por enésima vez. Y quien sabe, quizás, en una biblioteca de Viena (la calle), una linda chica se me acerque y sin rodeos, me hable de Hegel, yo la haga reír hasta perder control de sus esfínteres y me pregunte, ¿Que tal bailas?