A mi ya hace un tiempo que no me complica el tema amoroso. Es un tema zanjado (me imagino que se escribe así), pero al parecer sólo para mí, como que mi familia no se convence mucho de eso, algo así como que mantienen una permanente presión, hacia mi persona y mi estado de soltería, casi eterna. ¿A que va todo esto? ( o a que viene), bueno, ayer uno de mis mejores amigos me contó que estaba pololeando y me pidió consejos. Raro en un sentido que no me imaginé dando consejos de pareja y segundos es que si se los daba a alguien, me imaginaba en un club de lectura, en una charla sobre mi décimo noveno best seller (se puede soñar). Le di el mejor consejo que se me ocurrió, tal vez no el más inteligente y aún menos el más honesto, "Disfruta al máximo", nada más. Creo que es el más operacional, sobre todo para una primera relación, donde básicamente es el único territorio en el que tengo alguna experiencia. Le explique lo lindo del pololeo, algo así como explicar la versión de la derecha de 1973 y olvidar la otra parte. Yo omití la parte mala, en el sentido de que es mi amigo y para que ser pájaro de mal agüero. Me refiero a que la lógica está en que si te gusta alguien, bueno que te pongas a pololear o a salir o a andar, como lo llamen actualmente. Pero inicies algún tipo de relación. Y eso es lo complicado de todo esto y tal vez donde está lo más bonito, el saber relacionarse, más allá de la amistad, sin conocerse del todo, al menos eso me pasó a mí. Y ese fue mi error, en realidad para mí, las mujeres son lo mejor del mundo, salvo en una relación. Algo así como tener un juguete increíble, pero que no es para tocarlo, porque pierde valor. La mujer es maravillosa, como concepto, como imagen, como figura artística. Mas no en personalidad y gustos y menos en antecedentes (esto visto según mi punto de vista, al menos y siempre generalizando, claro está). En este caso la ficción siempre le gana a la realidad y una relación tiene nada de fantasía, es sólo realidad. Al menos eso es lo único que rescato de las relaciones fugazes y nocturnas, tienen y guardan algo de fantasía. La pena es que les falta respeto, pero es un "pero". No le dije la verdad a mi amigo, porque bueno, es mi verdad y no quiero que por mis experiencias, el deje de obtener las suyas. Al final creo que llegará a una conclusión parecida, pero al menos con la experiencia propia y eso es rescatable, al menos.
Y yo con todo esto en la cabeza, tengo que aguantar, siempre que hay una comida familiar o una once por motivo de algún cumpleaños el típico comentario del tío orgulloso " ¿Y? ¿Cuántas han caído? ¿Sólo este fin de semana? " y yo quedó como "No, es que estoy en otra onda, casi como tratando de tapar el que no me interesa buscar, porque a mi me gusta la fantasía y que al fin de cuentas, soy más un teórico que un práctico" Y quedo como el pavo de la familia, el tímido, el nerd, cuando, aunque soy todo esto, no se aplican al tema amoroso, donde soy totalmente distinto. Es casi como que si en vez de mi novia, yo le presentara a mi madre a mi "No-vida", desde una fecha en adelante. Porque cuando eres un adicto a los video juegos, a escribir y a no salir mucho de tu casa, una relación viene a modificar todo lo que te gusta, todo lo que te hace sentir bien y a cambiar tu mismísima naturaleza, simplemente por una persona. Y eso es lo lindo, dirán algunos, es la idea del sacrificio, porque vale la pena, porque es bonito, porque así se demuestra el amor. Y puede ser, pero ni siquiera Alberto Plaza sabe lo que es el amor, nadie lo sabe y ya andamos apostando nuestro todo, porque es un bonito sacrificio. Y no es la idea. En una relación, la idea es que al menos sea un pacto, en que los dos miembros se beneficien. Cuando en una relación, un solo individuo se beneficia y el otro no, eso es comensalismo. Y nunca nadie me ha pedido ser mi comensal. Ahora, ¿Cuando uno se beneficia a expensas de otro? Bueno, eso es parasitismo y de eso bueno hablar, sin odio ni rencor en el corazón, sino que con hechos. Y todo por haber perdido la fantasía, en un juego de ruleta, llamado relación.