Dime como reaccionas y te diré quien eres.

Siempre he escuchado el término que somos con quienes nos juntamos. O el nunca bien ponderado eres como te ven. Para mí, nosotros, todos homos sapiens sapiens somos según reaccionemos a las cosas malas que nos pasan. Y yo creo que mientras más cosas malas nos pasen, más formamos nuestro carácter y nuestra verdadera forma de ser. De ahí es que siempre nos sorprendan ciertos actos, por ejemplo el que la polola más virginal del mundo te engañe con tu mejor amigo en la cama o que tu papá tenga una aventura con tu mejor amigo adolescente o que simplemente tus amigos no sean quienes te dijeron que eran, peor, quienes tú pensaste que eran. Porque uno siempre se hace ideas de la gente, simplemente no puede saber quien realmente es la persona que está a tu lado, sea quien sea. A menos que vivas algo, una experiencia de vida o muerte, algo importante junto a él, junto a ella. Si no lloras la muerte de un ser amado, eres un desgraciado, no eres maduro. Si no te da rabia que te engañen y gritas a los 4 vientos que quieres venganza, simplemente no sabes amar. Como diría mi profesora de primero básico, si no has odiado, jamás sabrás amar (la verdad no lo dijo, pero que cool sería que una profesora de básica te dijera algo así, teniendo 6 años).