1.11.08

Sobre ella(s) y el famosísimo tiempo.

Ya casi me hago un experto en el tema, escribiendo al menos. Pablo Neruda escribía mucho sobre ellas, y bueno, no es que me quiera comparar con él, yo no soy de izquierda ni me interesa la política.
Cuando vi Ata Fidelidad, mi película preferida de todos los tiempos (protagonizada por John Cusack), pude apreciar mucho sobre las relaciones, antes de que me empezar a gustar realmente las mujeres. Fue como leer un libro sobre andar en bicicleta, antes de comprarme una. Pude apreciar lo duro que es terminar una relación y de lo rico que es estar en una, sin entender realmente a que se referían, ya que ni siquiera tenia una amiga, con quien conversar el tema. Así, un año después, me enamoré, por vez primera, pude entender la teoría, sin realmente llevarla a la práctica, dado mis valores. Y sé que fue un error, dado que valores y sentimientos no se deberían mezclar, es tonto, pero las relaciones amorosas no son algo divino ni los valores algo de que enamorarse, en fin. El punto es que terminé mal, tuve mi primera decepción y como esa, vinieron muchas más. Luego de esa decepción nació la vida según salado, así que de lo malo algo bueno, al menos para las 3 personas que leemos este sitio.
Así como me han decepcionado, yo he repartido mi cuota de decepción, indirectamente al menos, dada mi ceguera a las indirectas femeninas, tal vez mi sordera sería más preciso. ¿La mayoría de ellas? Bueno, eran mis amigas, al menos eso “creí”. No sé si era realmente una creencia, tal vez era simplemente fe, un poner las manos al fuego sabiendo que te vas a quemar. Esto de la amistad hombre-mujer, es más bien un mito, no es culpa de uno o de otro, simplemente no estamos hechos para superar a las hormonas ni a nuestro sistema nervioso límbico.
¿El tiempo? Decía el mito, otro urbano, que lo cura todo. A mi me daba risa creer algo así, era casi shamanico. Pero es verdad. Ante una pena, ante un decepción, el tiempo, esta característica particular del universo, es la mejor herramienta. Y al final, da todo lo mismo, siendo absolutista y no historiador. Con esto me refiero a que si miras al pasado, claro que vas a encontrar muchas que que importen, que no dieron lo mismo, que si matan a tu mamá, que si te quiebran el corazón, que si te decepcionan un amigo o amiga, todas esas cosas importan, pero en lo absoluto, dan lo mismo. La muerte de tu mamá siempre te va a doler, pero el hecho de la injusticia y del querer dar muerte a su asesino, se pasa, con el tiempo. Lo de que te quiebren el corazón, deja de doler y te pasará mil veces más, esa es la idea. Es casi una preparación de la vida, hasta que encuentres a la persona que no lo va a hacer, al menos por un buen tiempo. Lo de tus amigos, pasa. Si pierdes a uno muy bueno, te escudas en el otro genial que tienes. Y si no te queda alguno, te haces otro, aunque sea imaginario, pasa. Y así, alcanzas un bienestar, absoluto, que tal vez en ocasiones, se ve truncado por pena o desgracias, pero siempre suele volver, esa tranquilidad, ese caminar y reírte, simplemente porque sí.
Volviendo a ellas, he conocido de todo. Lindas, feas, simpáticas, pesadas, altas, chicas, flacas, gordas, rescatables y desechables. Lamentablemente, lo que más se ha repetido, ha sido lo de desechable. Pocas me han cautivado por su personalidad y simpatía. Algo así como la chica de “Juno”, así dan ganas de dejar embarazada a tu novia del colegio. Que lástima que sea sólo personaje de películas. Lo que es aún más lamentable, que las rescatables, han sido las que no he podido ni aprovechar, ni disfrutar, preocupado de otras cosas. Ahora ellas o están pololeando o simplemente me odian demasiado. ¿Qué ironía? Ahora que quiero, ellas no quieren. Aunque tal vez por eso quiero.