Creo que lo que empezaré a escribir es algo muy obvio, pero que para mí se ha transformado en una gran sorpresa, casi como encontrar un tesoro escondido, pero que no vale algo, al menos no a alguien externo a mi, mi tranquilidad y bienestar.
La vida, la vida consiste de periodos (obvio), pero es algo más complejo que niñez, adolescencia, adultez y muerte, soltería y matrimonio, estudio y empleo, amor y odio, etc. Los periodos, los que acabo de mencionar, se separan en más periodos y estos en periodos más chicos y así. Los años, meses, semanas, días y horas en que vivamos una experiencia, también se separan en periodos, por lo que, un plan, se hace algo innecesario, al menos un plan estructurado. Es como ir a una batalla, con espada y escudo, pero no haber llamado por refuerzos o saber con quien se va a pelear o porque se pelea.
Yo fui al colegio y tuve muchos amigos, los cuales todavía conservo. Estuve en Scout y tuve muchas amigas, las cuales ya no existen. Entré a la universidad y fue más de lo mismo, amigos que conservo y amigas que ya no existen. Mi testarudez en comprometerme en una actividad, amistad, relación amorosa, estudio, empleo, familia, etc, como parte de una señal de respeto y este de cariño, me ha hecho defraudarme, sentirme herido y por este querer morirme, en muchas ocasiones. Pero ya hace mucho que no. ¿El porque? Porque deje de planear. Es gracioso, dado que muchos sufren por su falta de plan. Pero es como que su desorden, sea su estructura, aunque suene raro. Ser desordenados y al lote, es como son. Si organizan algo, de antemano saben, la gente sabe, que va a ser desordenado y al lote, su estructura y por eso sufren cunado no logran resultados. Mi perdida de la arquitectura normal de un plan, me ha hecho triunfar, me ha hecho sentirme pleno, por primera vez en la vida. Caminar bajo la lluvia (artificial que he creado en mi cabeza) y sentir esa tranquilidad de antaño, de que somos sólo yo y la lluvia, juntos en búsqueda de un mismo fin, llegar a mi destino, sea cual sea. No hay más gente, no hay preocupaciones, no hay universidad, no hay amigos que ayudar o gente que salvar. No hay novias que socorrer, sólo yo y la persona o actividad de turno. Y esa, es la clave. Ya no me preocupo si lo que empiezo tiene un fin, si la linda amistad que comparto con alguien se acabara, que la estropearé o que me van a desilusionar. ¿Si pasa? Bueno hay miles más, es cosa de levantar la piedra donde sacan abogados e ingenieros comerciales.
Yo sigo aquí, yo no me abandonó, pase lo que pase y eso es lo importante. No flaqueo en lo importante y las penas siempre estarán. Lo importante es saber darse cuenta de las alegrías, cuando las tienes frente a frente, tomándose un helado contigo o simplemente compartiendo una risa.