3.7.08

Una aclaración

Con respecto a las baboserías que hacemos los hombres por las mujeres, bueno, bien quedaron claras en las citas anteriores. Debo admitir que he realizado todas, excepto la marcada en negrillas, ya que, todavía no tengo el placer de ver como otro hombre, besa a mi ex (una sensación deliciosa, me imagino). El tema de hoy es por una teoría conocida hace bastantes años, más que una teoría, una ley de Newton (la tercera creo), que dice que si yo hago algo, este algo va a conllevar una reacción con la misma fuerza, pero sentido contrario al primer impulso o algo. Si yo reboto una pelota al suelo, esta sube, estaba baja, esta sube, esta baja y así, acción y reacción. Lo mismo para todas las cosas en el mundo, lo mismo para las relaciones amorosas. Si yo trato bien a una persona que me gusta, recibo algo de vuelta, en teoría, con la misma intensidad. No busco ese algo de vuelta, sino que es simple física, tiene que pasar. Lo malo es que es todo al pie de la letra y la respuesta es en sentido contrario, yo envié un mensaje amoroso, pero recibí un mensaje amistoso. Y así ha sido toda mi vida y eso que lamentablemente no tengo tantos amigos. Pero lo mismo pasa cuando uno hace cosas malas. Si uno hace algo malo, recibe lo mismo de vuelta, con la misma intensidad. No porque se sea mala persona, no porque hacer cosas malas este prohibido y no se deba, sino que simplemente porque es física y es ley. Todo en la vida tiene consecuencias y todo lo que hago yo influye en la vida de muchas personas, mucho más de lo que me puedo llegar a imaginar. Esto va más allá del visible hecho que puedo estar haciendo sufrir a alguien porque lo trato mal amorosamente. Porque ahora yo estoy bien, pero cuando esté mal yo ¿Quién va a estar ahí para mí? Porque a la persona que debería estar conmigo la hice sufrir y se alejó, acción-reacción, una consecuencia. Que en este caso sea negativa es una coincidencia, pero las consecuencias pueden ser positivas como negativas, obviamente dependiendo de la acción que las haya forjado. Es decir, la idea no es hacer las cosas porque van a tener una posible consecuencia, pero al menos estar consciente de ella cuando se toman las decisiones, para que cuando lleguen, uno no se sorprenda. Porque mi corazón enfurece cuando mujeres que yo sé que han hecho mal, certificado por Sodimac constructor, se ponen a alegar contra los hombres que les hacen lo mismo que le hicieron a otro pobre infeliz. Claro, esto ya ni siquiera cabe en que sea una injusticia para el primer baboso, el que fue maltratado por la fémina, sino que cabe en el sentido común y en el “caraderajismo”. Cabe dentro de lo que yo siempre he aclamado como en aceptar nuestros errores y no aparentar cosas que no somos. ¿No somos buenas personas? Bueno, no se hagan las buenas personas, no vayan a hacer medias aguas, no hagan colectas por toda la universidad o calles, no presten resúmenes de cuadernos, si es que realmente no lo sienten. Lo mismo si son buenas personas. ¿Qué tiene que algunos abusen de la bondad de otros? Todo tiene una consecuencia, es así de simple. Que el día de hoy te niegan o te rechazan o no te pescan. Bueno, el día de mañana sólo estarán durmiendo junto a algún camionero o borracho bueno para nada, haciendo nada, siendo nada.