8.7.08

Paz


¿El principio del fin o el final del principio?
En mi vida he pasado por muchas desilusiones, por las cuales soy como soy en este momento (no sé si buena o mala persona, eso da igual). A algunas personas les agrada mi forma de ser, a otras les desagrada bastante (eso también da lo mismo). No se trata de que mi vida sea la más dura que haya vivido un ser humano hasta el día de hoy, pero no ha sido más fácil, aunque quizás un niño en África, con Tuberculosis y huérfano, está pasando por mayores penurias, pero ojo, quizás. Como mi colegio estaba habitado por seres de cromosomas distintos, yo no experimenté la amistad con el sexo opuesto hasta ser muy viejo, quizás un anciano. No sólo por mi ambiente, mi personalidad no era ni es la más extrovertida que digamos. Pero tuve mis amigos, me preocupé de lo que creí importante en su momento y seguí con mi vida, a decir verdad no viví mayor trauma en mi niñez o adolescencia (si es que uno no considera como trauma la violencia sicológica que recibí en el colegio por casi 8 años, pero en fin). Llegada la mayoría de edad me dije a mí mismo “Mi mismo, es hora de salir a conquistar el mundo, así que empecemos de a poco. Las chicas primero” Y así decidí que era hora de entrar al mundo del esquivo pololeo, que muchos hablaban como tan genial. No era cosa de llegar y decirle a la primera que pasara “Oye ¿Quieres pololear conmigo?” Había que elegir entre un sin número de posibilidades, porque para elegir existía de todo, sólo que era difícil, supuestamente, que lo eligieran a uno, aunque bastaba con algo de actitud ganadora y listo (claro, yo no la tenía, pero era un pequeño obstáculo en el camino). Así me fui enganchando de ciertas personas, que claramente, como baboso que soy, idealicé, primer gran error. Pero yo creo que por la inexperiencia se perdonaba y se entendía también. Así siguió pasando, que me gustaban ciertas muchachas, porque las idealizaba, ya que ángeles o princesas así, sinceramente, no existen (por lo menos no así de inocentes y virginales), hasta que hasta un punto se me colmó la paciencia. Me cansé de seguir desilusionándome, no valía la pena gastar buenas intenciones y esfuerzos en personas que no valían la pena, al menos no si no eran principescas. Y seguí mi camino, nadie se muere por estar solo, el mundo sigue, la vida sigue y no te espera. Y así viví mi vida hasta que así aproximadamente 2 años encontré a una persona especial, al menos así creía en ese momento. Su peculiar forma de ser me cautivo, su personalidad me gustó y al final su conjunto me enamoró. No todo al mismo tiempo, pasó de forma insidiosa, no bruscamente. Y por vez primera, comencé una relación y creo que cometí todos los errores que se pueden cometer por las inexperiencias y creo que también viví todo el amor que tenía guardado y todo el que experimenté con ella. Lo que sentí, creo aventurarme, fue lo más intenso que creo sentiré en mi vida y no me da pena pensar que viví mi auge a tan temprana edad, al menos lo viví. Pero dentro de los errores que cometí como principiante dentro del mundo de pololeos, es que en realidad los sentimientos son mutuos. Es decir, ella me decía que me amaba, que se quería casar conmigo, que se imaginaba la casa que tendríamos juntos, los nombres de nuestros hijos, que deberíamos haber vivido en el sur y un montón de cosas más. Sí, también es cierto que hace sólo 1 mes y medio nos íbamos a venir a vivir juntos, a empezar una nueva vida, mejor porque nos tendríamos el uno para el otro. Y sí, pensé que era eso suficiente, que querer lo mejor para ella era suficiente, que hacer lo mejor por ella estaba bien, que empezar a ser mejor persona para ser digno de ella era una obligación y que pensar que esta vida era lo mejor porque estaba ella aquí era una obviedad. Pero ahora, ahora otro vivirá mis planes con ella, sus hijos no serán míos, no me dirán papá, no habrá casa en el sur y claro que no tendremos un naranjo en nuestro patio. Que ahora llego a mi casa a tirarme porque no tengo ganas de nada y ella tiene ganas de todo, porque siguió con su vida demasiado pronto. Que mientras ella más avanza, yo más retrocedo. Que ella no ve como algo malo el empezar una nueva relación tan pronto, porque no guarda sentimientos con sus relaciones pasadas, porque ahí se quedaron, botadas en el pasado. Da lo mismo que hayan durado 2 años o 2 semanas o 2 meses, al final es lo mismo y que en el fondo si terminó conmigo porque no me quería ver más, es obvio que ya no quiera estar conmigo ahora, ni siquiera como amigo. Sé que suena bastante penoso querer seguir siendo amigo de ella. Pero para mí es casi como ser un agente encubierto para poder saber que está bien, que nada le pasa y que no sufra. Que ella ya no quiere eso para mí, peor que eso no significa que yo eliminé mis sentimientos de bondad y un mundo para hacia y para ella. Y que eso se vea como algo malo, como que en realidad yo estoy mal, que me tengo que alejar y punto, eso es lo que pasa en estas situaciones, es como mi vigésimo quinto error como primera relación. Pero también creo que es como mi trigésimo treintavo error como persona en lo que va de mi vida. Que simplemente el hecho de haber nacido “buena persona” me hace el rival más débil. Porque claro, al inicio se me olvido poner que en la competencia por una fémina, uno compite con un ejército de nazgules, deseosos de sexo y relaciones mundanas. Uno en ese momento se reía de ellos porque claro que no iban a ser aceptados si tenían esas malas intenciones, al menos yo no hubiese querido estar con alguien con ese tipo de intenciones. Pero me equivoqué, mi cuadragésimo sexto error como pololo de novo. Las mujeres, por muy estúpido que parezca, están deseosas de alguien que las trate mal, quizás porque es más fácil tratarlos así de vuelta. Es mejor un hombre fácil, que un hombre muy complicado, que piense mucho las cosas antes de realizarlas, da lo mismo que por hacerlas dañe a todos a su paso. Mientras más liviana la relación, mejor, menos complicado, más diversión. Acá no se cumple el lema de la guerra que dice “No dejamos compañeros heridos atrás, sino que todo lo contrario”. Pero tras mucho analizarlo, mucho pensarlo y tras litros de agua perdidos por mi agujero lacrimal, he decidido, más que llegado a la conclusión que no vale la pena. Ya no más. Esto no es lo mismo que cuando hace más de 2 años había otro tipo de historias sobre desilusiones en este sitio. Es hora de una restructuración. Después de 7 años de intentarlo, yo me rindo, no más. Sacó la bandera blanca, doy como vencedor al bando de las mujeres o al de la injusticia liviana. Yo me dedico a mis libros, como muchos dicen que son mis mejores amigos, tal vez así lo sean. Al menos todavía ellos guardan su inocencia inicial y no, por muy tristes que fuesen jamás me han hecho sufrir. Al igual que las veces anteriores, la vida continua, no igual, no es como antes que el cambio a posteriori era mínimo, casi indetectable. Ahora lo siento, sé que soy distinto, sé que no es lo mejor, pero simplemente es. Así quedé, herido en el camino, nadie se devolvió a ayudarme y en realidad, estoy mejor donde estoy. Me demoraré en construir nuevamente la fortaleza de la soledad que habitaba hace tantos años atrás, pero es realizable. Nadie se ha muerto por amor, así que aparte, puedo ser un innovador en un ámbito, así que no todo es completamente malo.
Para finalizar, como el sitio que me inspiró a hacer este, esto llega a su fin. La vida según salado no continúa en circulación. Mi inspiración se esfumó y la verdad no quiero captarla nuevamente, es una perdida innecesaria de energía. El otro sitio terminó porque el autor se enamoró, esto es completamente lo opuesto, pero inspirado por el mismo estúpido y odioso sentimiento. Así que como mensaje final les dejo un lindo mensaje inspirador “La vida según salado, el verdadero mensaje oculto dentro de estás más de 100 aventuras juntas, es que en realidad, nada vale la pena. Es mejor vivir en la sombra y morir para ir a un lugar mejor. Nadie quiere buenos sentimientos, así que con botella de alcohol en mano y paquete de cigarros en la espalda, digo ¡A la carga!”.
The end…