¿Debo arrepentirme de algo? Porque siento que es un secreto a voces que fui un idiota. ¿Perseguido? Puede ser ¿O no? ¡O no! Pero hablando en serio, siento que la gente, mis innumerables seguidores, mi mamá, mi papá y la mancha de leche de chocolate de mis sábanas, creen que ya debería estar en otra sintonía, casi casándome con otra persona, que me gusta sufrir y que en realidad así no voy a salir adelante nunca. Pero depende de que llamemos salir adelante y eso varía según la persona. Para algunos sería abrir la puerta y dar un paso, HACIA ADELANTE, para otros sería verme bailando y “perreando” con alguna “señorita”, para otros sería parar de escribir este tipo de historias y hacer una revista sobre payasos o algo por el estilo. Pero no creo que el día de mañana me vean llegando a la Universidad con polera sin mangas, cadenas en el cuello con el signo de dólar (cadenas de plata, obvio) y hablándole a la persona más desconocida que encuentre. Para mí, salir adelante, es darme cuenta que puedo volver a estar bien conmigo mismo, sólo, como siempre había sido. Acostumbrarme a que uno no se gana el loto dos veces y no por eso uno tiene que estar mal. Sólo que no se puede estar increíble toda la vida. Mi peak fue ahora, a mis treinta y tantos años mentales, 12 terrestres, 117 perrunos y 457 gusanoides. Darme cuenta que, en realidad, ya no estoy enamorado, pero que siempre la voy a amar. Que fue más que una historia, una simple anécdota, más que una razón por la que alegarle a Dios o enojarme con mi prójimo.
El día de hoy, declaro, un nuevo amanecer, por decirlo de alguna manera. No es un renacer con bombos y platillos, ningún desfile viene a recibirme, de hecho a nadie le importa. Nadie más que la revisión de Word va a leer estas palabras y eso lo tengo claro, esto es entre mi mente y yo, una especie de batalla por la tranquilidad.