A puertas de cumplir la quinta parte de mi vida terrestre, me he puesto a reflexionar (cosa rara en mí). Me ha dado algo así como una crisis, no sé si existencial o no, tengo una crisis para saber que tipo de crisis tengo. Porque no me siento mal, es decir, no más de lo habitual, producto por mi muy anormal producción de endorfinas. No sé si esto mezclada al kabalesco número de 3 desilusiones amorosas, me ha puesto así. Tampoco si el llorar con mi madre hasta las 2 de la madrugada sea algo normal, aunque fuese por puras tonteras (dicen que llorar es algo muy varonil, grow grow (voz de pirata)). El punto es que no sé si he hecho algo que haya valido la pena hasta ahora, algo que me de algún tipo de calma. Un recuerdo de Salado para generaciones futuras. Porque usar un blogspot como forma de terapia no es algo que me de inmortalidad, pienso yo. ¿Pero hay gente que haya hecho cosas importantes antes de los 20 años? Para saber eso habría que ver el E! (entertaiment televisión) y ver una de sus lista estilo “100 razones porque los 90 eran una bazofia” o algo por el estilo. La verdad es que no creo en nadie que se considere victorioso a tan temprana edad y aún así, no sería por las razones que a mi me gustaría ser recordado como victorioso.
Las razones más importantes para ser considerado victorioso a esta edad son:
- Ser responsable
- Amar y ser amado
En el punto 1 puedo darme cierto margen. He vivido mi vida con una admirable y a la vez estúpida responsabilidad. Una manera casi enferma de ver a nuestra conciencia y a mi propio Pepe Grillo (eres un dictador, maldito insecto). En el punto 2 es donde encuentro el dilema y tal vez de ahí se deriva mi crisis y mi crisis de crisis. He amado, tal vez demasiado y muy ilusamente. Es decir que una conocida me haya hablado después de mil años y me haya dicho que se acordó de mí al ver un programa de MTV, en que un tipo ultra romántico (nerd como él solo) le tenía que decir a la damisela que “amaba” que fuera su pareja para su prom, su maldita graduación de High School. Y la damisela en cuestión le decía que sí, pero sólo como amigos. Que este programa haya motivado la interpolación a Salado, no es algo que sea motivo de orgullo. O tal vez lo podría ver del lado bueno y decir “Soy el tipo más loser del mundo” (obviamente no lo soy, soy inmensamente genial hasta niveles inconmensurables). Pero nadie me ha amado cuando yo la he amado. Sería injusto decir que no me han amado, ya que mis padres me quieren mucho y sé de una niña de 5 años que babeaba por mí, aunque pudo haber sido porque era una niña. Bueno, ese no es el punto. El punto es el que ya toqué, el de amar y ser amado de vuelta, que cosa más linda. Perdón por la cursilería, pero estoy a puertas de mi aniversario, estoy en mi derecho. Cuando estuve en un matrimonio hace unos meses, el cura hablaba de eso y yo interpole las bellas palabras que ocupo para explicar el matrimonio de una manera. El matrimonio es sagrado, porque debería ser una sola vez. ¿Por qué sólo una vez? Porque si ya encontraste a esa persona que te ama, cuando tú la amas, demonios, no la pierdas. Es una manera divina, de ayudarnos a no cometer un inmenso error. Por mi parte yo no necesito de un título de “marido” para conmemorar el amor que le tengo a otra persona. Para mí solo hace que la relación se relaje, se vuelva cómoda y no se luche más por al relación. Mil veces he escuchado que la parte linda de la relación dura muy poco y la verdad es que no tendría que ser así. Obviamente vivimos en una sociedad imperfecta. Cosa obvia, ya que los humanos somos así de imperfectos. Pero no por eso en equipo tenemos que emular lo que hacemos como individuos. De ahí toda la teoría de los complementos en trigonometría o lo del antiguo comercial de los tenistas gordos “Porque juntos hacemos más peso”. Si en el fondo la matemática tiene una base romántica. ¿No se han fijado en lo sexy que es la palabra Hipotenusa? Todo tiene un porque.
Creo que me desvié un poco del tema, que no he sido amado. Y en el fondo me desvío del tema porque no puedo saberlo, no puedo meterme en la cabeza de las 3 mil millones de mujeres (menos mi madre y esa niña) para encontrar una respuesta. ¿Por qué si existen las maquinas del tiempo, no hay viajeros del futuro que vengan a prevenirnos o felicitarnos por la vida que llevamos? No sé sabe, ese es el punto. Por lo menos a mí no me gusta no saber cosas, tampoco es que no me gusten las sorpresas, de hecho las aplaudo. Pero estoy viejo, me duele la columna, mis rodillas no son las de antes y mi abdomen no puede estar más hinchado. Mis noches no son tan amenas, estoy más sonámbulo que antes y mis padres ya no se inmutan cuando salgo a trotar por la manzana semidesnudo, con mi pijama de “Dragon ball z”. Estoy a las puertas del quinto de siglo, he sido responsable, he amado (creo que ha quedado claro), pero no ha sido recíproco. Y ese, mis queridos feligreses, es el dilema.
PD: Es el dilema porque no tengo nada más de que quejarme. En otro quinto de siglo hablamos de cómo estoy tomando esto de la soltería a los 40 y como la sociedad cree que debería casarme.