21.2.06

En fantasilandia


Compadre!!!! Juntemonos a hacer algo en las vacaciones( 14 de Diciembre)...
Esa frase es invaluable, todos los veranos de mi maldita existencia en esta, una de mis nueve vidas, he escuchado esa frase. Es que en realidad despues de un año extresante ( no para mí, yo me despertaba todos los días a las 3 de la tarde), lo único que se quiere es relajarse y pasarlo con nuestros mejores amigos. No sé si han visto el comercial de esa marca de cerveza del ¿Qué pasaría si todos hicieramos lo que proponemos? o alguna bazofia semejante, en realidad es un comercial del sorto, pero creo que entendieron el concepto. El tema es que nosotros, seres humanos, somos infinitamente flojos. Pero no somos flojos para planear cosas, el flojo es nuestro cuerpo, no nuestra mente. Para no seguir lléndome por las ramas, he aquí el relato.
Hoy 21 de Febrero era un día diferente. Y no porque en Santiago, la eterna capital de la insolación, amaneciera nublado. No señores, el tema va por otra cosa. Yo me juntaría con mis amigos de infancia e iriía a la tierra donde manufacturan la fanta, llamada fantasilandia. Manejada ya hace 24 años por Guillermo Wonka. Un mundo mágico lleno de color naranja y bebidas de fantasía sin cafeína. Y con agura mineral con gas ( lo que sí a 500, por lo que se debe ser dueño de algún tipo de herencia para costearla). Llegamos despues de un corto, pero entretenido viaje en una cuncuna de metal, de color azul, llamada metro(Si se preguntan por qué demonios se llama metro, también preguntense por qué demonio se llama micro). Salimos en plena selva de cemento y llegamos a la entrada del mágico parque O´higgins, en honor a Ambrosio, el tipo que creo la compañía ambrosoli y, por ende, las caries. Así que cuando les duela una muela, piensen en este parque o también pueden lavarse los dientes, pero, cada loco con su tema. Estabamos en la entrada, cuando un sujeto de franela azulada se acercó a nosotros y nos exigío nuestro ticket dorado. Demonios, nadie nos había mencionado algo sobre un ticket dorado. Como siempre en mi vida, la desilución me dio hambre, por lo que compré un chocolate, de marca golden ticket. Cuando iba a proceder a mascarlo, uno de mis amigos me pega un paipe en la nuca, argumentando que el famoso ticket dorado era ese delicioso chocolate. El punto es que a pesar de mis quejas, tuve que pasar mi alimento. En realidad fue lo mejor, ya que así no me salí de la dieta. En la entrada te ofrecían un paseo un bus de 2 pisos, con las puntas de los asientos abstantes cómodas. Como la continua ley de Murphy, llamada mi vida, no había quedado espacio para poder sentarme. Al bajarme me di cuenta que salía más rápido irse caminando, pero en fin. En el minuto que iba a entrar me llama otros de mis amigos y me dice que el también está en fantasilandia y que de hecho esta con amigos y dentro del fabuloso parque. Si se preguntan como me llamo, digamos que en este mundo existían aparatos como telefonos móviles, que podías guardar en el bolsillo. Sé que suena fantástico, pero es para adornar la historia. Lo bueno era que mi amigos estaba con amigas.
Pucha que me encantan esas minurris que no son consideradas "bonitas" por esta sociedad imbécil. De hecho me encantan las desadaptadas, a las que nadie más le parecen bonitas. Lo gracioso es que tampoco me pescan, pero en fin.
Mañana continuaesta historia, ya que están dando el capítulo 100 de Smallville...arroz