1- De partida que sea tan mujer, me explico. Que represente todo lo que actualmente odio de las mujeres (amorosamente claro). Es una caricatura, es decir una exageración, de estas características odiosas. Amistosamente hay cero problema, de hecho me cae demasiado bien y pasados los años yo creo que nos convertiremos en grandes amigos.
2- Habiendo dicho lo general, comienzo con lo específico. Me encanta que me coquetee, lo disfruto mucho y ha sido así durante todo el año. Yo sé que soy muy idealista, muy soñador, pero son terceras personas las que me hablan de estos coqueteos, yo no sé descifrarlos. Pero que lo haga conmigo (eso es lo que creo yo, la mente ve lo que quiere ver), precisamente conmigo es algo un tanto cruel. Es como ofrecerle alcohol todos los días, al tipo que recién está saliendo de la clínica para rehabilitación del alcoholismo. Es evidente que ya no siento lo mismo que sentía, pero si dijera que esos sentimientos ya no existen, mentiría. Todavía están y semana por medio, reaparecen, con mediana fuerza.
3- Que sea tan bipolar, que no es lo mismo que tener mal carácter. El hecho de tener mal carácter es algo con lo que vivo diariamente. Por mi parte soy un fiel practicante, productos de los malos caracteres de mis padres. Soy como una fusión explosiva, así que me pienso experto al analizar el “idiotismus extremus”. Ella es bipolar, de hecho extremadamente bipolar. Un día llega, una mañana, luce hermosa, radiante, me saluda, la saludo, nos saludamos, la gente nos ve saludarnos, hablamos, buena onda, un rato agradable, risas, cariños, etc. Llega la tarde quiero saludarla, me dice que me aleje, me alejo, luego me pregunta porque me alejo, no me alejo más y termina el día pidiendo que me aleje.
4- Me encantó que la amistad no se haya perdido por mi culpa, es decir, encariñarse es un pecado tan grande, no se me ocurre como pude hacerle tanto daño. Pero que me molesté con otras chicas, casí como si estuviéramos en el colegio y ella fuese mi hermana, no me causa gracia. Lo creo del próximo año, pero mi cadáver todavía está muy fresco.
5- Me empelota darle tanta importancia. El tema ya pasó, borrón y cuenta nueva. Pero se me hace difícil, el maldito espíritu de superación de los humanos y que heredé de todos los héroes de acción del cine hasta Seiya. Y no pasa un día en que Pepe Grillo o algún amigo fanático de molestar mi ñoña vida privada, me dice “Agárratela”, Agárratela”. Y todo sería tan fácil si eso fuese todo lo que yo quisiese. Es que sería fácil, me dibujaría una boca en la mano y me la “agarraría” todo el día. Para mí, en ese caso, sería lo mismo. Pero no se trata de eso, se trata de hacer sentir a ese alguien, tan bien como te hace sentir a ti, aunque sea indirectamente, como en este caso. Quiero olvidar, pero no quiero. ¿Me entienden?
6- Me irrita haber derrochado lágrimas y agravando el asunto, haberlo hecho en compañía de mi madre. Y por una tontera, algo que pasará y seguirá pasando por muchos años. Por algo que me burlé, cuando en un capítulo de Gilmore Girls, Rory (hermosa hija de Lorelay), lloró en los brazos de su madre por que el estúpido chico cool de la universidad, millonario imbécil, no la tomaba en cuenta, no la “pescaba”, burdamente dicho. Y ahora me pasó lo mismo, no exactamente lo mismo, pero aún así, me irrita. Sé que en el fondo no fue ella, sino la situación, pero lloré, di lástima hasta a mi madre y eso me enoja.
7- Haber dicho que tengo superado el asunto cuando se nota que no es cierto. En teoría lo superé, pero en la práctica no es así. Y en realidad eso es lo que importa.
8- Haber sido y estado y ser y estar baboso por ella. E insisto, todavía no la veo levitando ni leyendo mentes, es decir, es completamente normal.
9- Me enoja que sea tan irritantemente hermosa. Que crea que es mi mundo cuando no es cierto y no por decir “Ella ¿Mi mundo? Ni loco”, si no porque no se me permitió hacerlo. Que sepa que me tiene en sus manos y que puede manipularme como un mono de plasticina, tampoco es algo que me fascina y
10- Lo que más me apesta, es sentir todas estas cosas si realmente es mi amiga y amistosamente tengo cero problemas con ella, al igual que con cualquier otra mujer. Me da lata que mi desilusión haya llegado hasta esto, pero es una realidad. Como he dicho amistosamente, un siete. Pero amorosamente, me cae mal, para no decir una grosería ad hoc a esta situación. Yo sé que a ella le soy neutral amorosamente, “no le caigo”, como me gusta llamarlo a mí. Y eso es lo correcto, es lo normal entre amigos. Y yo sé que me sentiré neutral hacia ella algún día, el tema es que el día de hoy no.
Yo sé que esto me pasa por no seguir “el juego”. La vida no está llena de princesas y a mi ya se me fueron las ganas de ser un caballero y buscar princesas. Busco a alguien normal y sé que mi mayor error no es no jugar el juego, sino que no saber jugarlo. Tal vez un buen regalo de cumpleaños para mí sea un manual de juego, yo me conformo con un preciso “Te quiero”.